MEMORIA DE LA REPRESIÓN (I) | Ante el clamor popular se puso en marcha una represión desproporcionada y cruel

Cuatro meses de furia en pos de la libertad (I)

En 2017, entre los meses de abril y agosto, miles de venezolanos se lanzaron a las calles a protestar por las pésimas condiciones de vida que enfrentaban producto de las políticas erráticas implementadas por el régimen inconstitucional de Nicolás Maduro, hecho que se sumó a la frustración colectiva tras la arbitraria decisión de cerrar las puertas a la opción constitucional del referéndum revocatorio.                                                 

Esta iniciativa ciudadana fue vista por las fuerzas represoras del Estado como una “amenaza a la estabilidad y a la paz”, lo cual hizo que este nuevo ciclo de protestas pacíficas arrojara un amplio saldo de personas fallecidas, heridos y presos políticos que pasaron a engrosar la larga lista de víctimas de la represión que aumenta con el paso de las horas, enrostrando a esta realidad un carácter crónico y permanente.

La unidad de estadísticas de Justicia, Encuentro y Perdón (JEP) contabilizó el asesinato de 163 personas (la mayoría menores de 30 años) durante los cuatro meses que duraron las incursiones policiales contra manifestantes pacíficos,  acompañadas de bandas armadas que se podrían calificar de paramilitares.  A este final dramático se suma más de 3000 detenciones arbitrarias, sin respeto al debido proceso judicial. En cuanto a los presos políticos, todavía se mantienen en los depósitos llamados prisiones un aproximado de 400 víctimas, algunos con boletas de excarcelación emitidas que son irrespetadas, en franca violación del Estado de derecho.                      

Hasta la fecha no se ha podido determinar el número exacto de heridos durante las arremetidas (muchos de ellos quedaron con discapacidad permanente, abandonados a su suerte), considerando que para la época no faltó quien evadiera la asistencia sanitaria ante los masivos allanamientos de clínicas en persecución de manifestantes heridos para encarcelarlos, hostigamiento que se extendió a hogares, residencias estudiantiles, etc.

Aunque las protestas de 2017 fueron ahogadas a sangre y fuego por el régimen,  es verdad que despertaron la conciencia democrática de la llamada comunidad internacional, provocando una severa crisis de legitimidad que el regimen no ha podido superar.       

La población venezolana sigue sometida a todo tipo de penurias y a la frecuente violación de sus derechos fundamentales. Muchos de sus hijos e hijas quedaron sembrados en las calles hace tres años, pero sus banderas de lucha y dignidad retoñan en la narrativa diaria de nuestra labor como defensores de derechos humanos.                                                                                

Desde JEP una vez más rendimos tributo a la memoria de estos venezolanos con nuestra campaña #Construyendomemoria. En próximas entregas, desde diversos ángulos, abordaremos otras implicaciones de aquella larga jornada de abril, mayo, junio y julio del 2017.

Acuérdate de abril, recuerda la limpia palidez de sus mañanas, no sea que el invierno vuelva y el frio te desgarre el alma”, nos interpela aquella afamada composición, como invitándonos a no sucumbir ante la desmemoria y su andar oprobioso, para que aceleremos la marcha y acudamos al encuentro del país posible, donde la utopía ceda el paso a una verdadera convivencia democrática, sin sectarismos de ningún tipo ni rastros de impunidad, con valores superiores de justicia y respeto a las diferencias. 

Hoy 6 de abril de 2020 se cumplen 3 años del asesinato de Jairo Ortiz
Comparte esta noticia en