CRÓNICA | En 2017 una multitud despidió al futbolista que desafió al autoritarismo

Ender Peña: guardameta de la democracia y la libertad

Ender Rafael Peña Sepúlveda fue un destacado futbolista tachirense que desde niño soñó convertirse en una figura representativa de nuestro país en el ámbito del balompié.                                                                                         

Aquel deseo infantil se cumplió gracias al esfuerzo de la familia y allegados deslumbrados ante el empeño y la pasión demostrada por el pequeño Ender.                     

Así, como en los versos de la laureada poeta Blanca Varela, cada mañana camino al colegio ponía a rodar sus deberes académicos junto a la ilusión deportiva que giraba redonda en sus pensamientos: “Juega con la tierra / como con una pelota / báilala / estréllala / reviéntala / no es sino eso la tierra / Tú en el jardín / mi guardavalla mi espantapájaros / mi Atila mi niño / La tierra entre tus pies / gira como nunca / prodigiosamente bella”.

Por espacio de 18 años, Ender Peña pudo desarrollar su talento de forma airosa, desafiando rivales y disputando campeonatos que le granjearon la aceptación y el reconocimiento de familiares, amigos, fanaticada y la dirigencia deportiva del Táchira.

El autoritarismo, la represión y la muerte fueron los últimos rivales que enfrentó en su breve pero provechosa existencia, aquel infausto día cuando salió a la calle a protestar por la crisis nacional, tras sopesar que Venezuela merecía un destino mejor al continuismo arbitrario, un entorno propicio para superar la fractura social, la confrontación política, la violencia generalizada, la devastación y el atraso económico, basado en la voluntad soberana de cada uno de sus ciudadanos.

EN LA CALLE FUE LA DISPUTA FINAL

El domingo 30 julio de 2017, el orgulloso defensor de la camiseta del equipo Sub 18 de la Lotería del Táchira cambió los colores de su vestimenta y saltó a la cancha por última vez, luciendo el exultante tricolor que tantas veces vio ondear libre en los estadios donde se presentó. Esta vez la calle fue el terreno de juego…

Negado a convertirse en testigo silente del hundimiento de una nación acosada por la errática marcha económica, la violación de las libertades democráticas y un futuro incierto, ese día Ender Peña comprendió que debía saltar al terreno para afrontar decididamente aquel oscuro panorama.

Ya posicionado en el terreno, y apenas escuchado el pitazo inicial, el avezado futbolista buscó descifrar la estrategia de aquel bárbaro oponente que avanzaba derribando todo a su paso, ante la mirada indiferente del árbitro destinado a poner orden. Era como si no existiera.                                                    

Por un momento pensó adelantarse y derribar a su rival de una zancadilla, pero rápidamente comprendió que  no era su estilo de juego. Se propuso replantear el esquema de ataque y unir fuerzas junto a sus compañeros de equipo para detener a aquel energúmeno que avanzaba sediento de violencia, pateándolo todo.

Pero tras un sorpresivo giro de su rival que derribó bruscamente a los últimos defensas, pudo notar frente a su humanidad el rostro desencajado y la sonrisa demencial de aquel esperpento que ya se disponía a disparar hacia la portería, mientras él continuaba con sus piernas clavadas firmes en el terreno, haciendo la última línea de defensa contra la barbarie enseñoreada ante sus ojos. Entendió que no habría tarjeta amarilla ni roja contra su oponente, que el árbitro siempre estuvo “en la jugada”, complaciente, subordinado, y que todos a su alrededor estaban desvalidos ante semejantes violaciones a las normativas que debían regir.

Indignado, una vez más volteó a mirar al juez del partido por última vez, clamante de justicia, pero todo fue en vano. Aquella patada soltó su furia asesina, cual proyectil  rasgó el aire, ahogó el grito de la multitud y sentenció la tragedia. Ender apenas tuvo oportunidad de alzar las manos hacia el infinito inabarcable, mientras el disparo salpicó de muerte los bordes de la valla y el engramado se fue tornando rojo profundo. Ya en el estadio reinaba un silencio sepulcral.

Así, de pie, sin abandonar la lucha, defendiendo la democracia como tantas veces defendió los colores de su equipo, clamando justicia dentro y fuera de la cancha, se marchó Ender Peña, tras recibir el impacto de un proyectil durante una manifestación pacífica contra la elección de una Asamblea Nacional Constituyente convocada por Nicolás Maduro.                         Testigos del hecho relatan que un disparo en el abdomen le robó la existencia, durante choques entre manifestantes y militares del Comando Nacional Antisecuestro (Conas) en la avenida Rotaria de la capital tachirense

Despedida de sus compañeros a Ender

“¡QUIEREN CERRAR EL CASO!”

En conversación telefónica sostenida con el señor Rafael Peña, padre de Ender, sostuvo que el asesinato sigue impune y denunció “maniobras y presiones que se están ejerciendo desde círculos de poder para que el caso sea cerrado judicialmente”.                                                                                             

Tributó una vez más la memoria de su hijo, alegando que era un joven estudiante y deportista intachable que salió a manifestar porque quería un cambio positivo para el país. “Lamentablemente fue víctima de la violencia y la criminalidad que existe y ha corrompido todo el poder”, enfatizó.   

En este contexto, recordó el episodio del velatorio de Ender Peña en su humilde vivienda de la capital tachirense, cuando sus honras fúnebres terminaron empañadas por la violencia tras la serie de detonaciones hechas por pistoleros afines al chavismo,  provocando pánico entre los asistentes.                                              

“La violencia debe acabar. Tenemos que recuperar la paz, la democracia y la justicia. Yo sigo pidiendo justicia para quienes acabaron con la vida de mi muchacho. Y alerto a todos, dentro y fuera del país, a que evitemos que la impunidad siga avanzando. Queremos una justicia que funcione y que no se deje presionar”

El asesinato de Ender Peña en julio de 2017 se sumó al de otro futbolista, Gustavo Leal (18), jugador de la subdivisión del equipo Puente Real, a quien le arrebataron la vida ese mismo mes en medio de una barricada, también en proximidades de un puesto de votación en San Cristóbal.

Video Cortesía de las palabras del padre de Ender Peña durante su funeral

PERFIL

Ender Rafael Peña Sepúlveda nació en la capital tachirense, el 11 de mayo de 1999. Cursó estudios de primaria en la Unidad Educativa ‘Manuel Felipe Rugeles’. Al momento de ser asesinado, el 30 de julio de 2017, estaba a punto de recibir el título de bachiller de la República en el liceo ‘Vicente Dávila’.

Tras ser sepultado el 2 de agosto -día del cumpleaños de su padre-, el centro educativo expidió el certificado de culminación de estudios y lo entregó a sus familiares.

Ender Peña fue capitán del equipo Sub 18 de Lotería del Táchira del Torneo Nacional Serie Oro de Venezuela. Al momento del asesinato era pretendido por el afamado club Deportivo Táchira.

 

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