CRÓNICA | Hace cinco años la represión silenció la risa de ‘Dr. Cotillón’, Leonardo González Barreto

A la brutalidad policial no le hizo gracia tanta conciencia de libertad en una protesta pacífica

 

Este miembro de la red de payasos de hospital Doctor Yaso fue perseguido y herido mortalmente en medio de una manifestación pacífica llevada a cabo en el sector Los Guayabitos, Naguanagua, cuando funcionarios de la policía municipal y del estado Carabobo disolvieron violentamente la concentración vecinal que exigía respeto y garantías de las libertades fundamentales. 

 

Al revisar el carro y los bolsillos de mi esposo solo encontraron caramelos, cotillones. Nada de armas, de ningún tipo”

Olga Elena de González.

Doctor Yaso es una organización sin fines de lucro creada en febrero de 2005 que contribuye a aliviar el sufrimiento de niños, niñas y adolescentes pacientes de los hospitales mediante la risa generada con actividades lúdicas basadas en la técnica del clown (payaso).

Las acciones humanitarias de estas personas que se toman la risa en serio para llevar un poco de sanación y paz espiritual a los enfermos, atrajo poderosamente la atención del valenciano Leonardo Augusto González Barreto, quien no demoró en formar parte de la organización.                   

 Desde esta posición, aquel hombre entregado a su familia y deseoso de ayudar a los niños enfermos, dio vida a ‘Doctor Cotillón’, un personaje muy querido en la zona de Naguanagua.                                                                          

En paralelo, Leonardo siguió trabajando incansablemente apegado a sus ideales de libertad, solidaridad y justicia, lo cual ayudó a potenciar la generosidad y el carisma que vertió en la sonrisa sanadora que iluminó tantos rostros desencajados de niños y adolescentes aquejados por algún extraño padecimiento.


LA MUECA INSOLENTE DEL REPRESOR

Leonardo González era conocido en su comunidad por su don servicial y espíritu de lucha. Por ello su asesinato causó honda consternación y dejó un vacío irreparable. Todos lo lloraron como una sola familia.

Aquel 27 de julio de 2017 cayó jueves, y el día prometía ser movido; varios estudiantes, trabajadores, desempleados y miembros de la comunidad se concentraban para ejercer su derecho constitucional a la protesta pacífica en la zona de los Guayabitos, del municipio Naguanagua, estado Carabobo. 

En medios de las voces de protesta y las pancartas que eran exhibidas en el lugar, súbitamente ocurrió un hecho irregular, aunque no inesperado ya que los venezolanos conocemos muy bien de las actuaciones violentas de los cuerpos de seguridad del Estado.                                       

De repente, sin son ni ton, varios efectivos municipales y de la policía regional decidieron que las personas debían desalojar las calles y comenzó el aquelarre. Tras las palabras obscenas, insultos, empujones y patadas vinieron las ¿armas de fuego? Sí, la policía decidió usar su armamento para dispersar una manifestación pacífica, quebrantando flagrantemente la normativa constitucional y los pactos internacionales.                                       

 Testigos del hecho refieren que Leonardo González, quien suministraba agua y alimentos a las personas que manifestaban en las adyacencias, fue el último en irse del lugar porque un joven de 18 años quedó rezagado y se devolvió a buscarlo, en eso un efectivo policial con un arma de fuego en la mano se dirigió violentamente a él, asustado se fue del lugar y es cuando los funcionarios de la policía de Carabobo iniciaron una persecución en su contra, luego se unió la policía municipal de Naguanagua: eran más de 30  funcionarios contra un ciudadano de a pie desarmado.                                       

Tras acorralarlo como si fuese un delincuente, vaciaron sus armas de fuego contra el vehículo que recibió 21 impactos de bala, resultando Leonardo herido en la espalda por una de las municiones. Producto de la herida, González se detuvo para pedir auxilio; sin embargo, la ayuda le fue negada y falleció en el sitio “La manera como actuaron revela la intención de los funcionarios. Trataron a Leo como un delincuente, siendo un hombre extraordinario, íntegro, padre de familia; a ellos no les importó nada”, nos contó hace unas horas la esposa de Leonardo, Olga de González, antes de actualizar la información sobre el estado judicial del caso. 


EL ENTRAMADO JUDICIAL

Tras una dura batalla con la justicia, familiares y amigos lograron que cuatro funcionarios municipales y dos de PoliCarabobo pasaran a juicio por este horrendo crimen.

Las fiscalías 94° Nacional y 35º de Carabobo acusaron a Ronald Vidal Paternina Ramírez por homicidio calificado con alevosía y por motivo fútil, y a Wuisnbert Alexander Fernández Riera, Johana Orlimar Medina Blanco, Joel Lenin Rodríguez Sánchez, además de los hermanos Krosslan Josueth y Radameth Josueth Acosta Malpica, como coautores de ese delito. Los expolicías también fueron acusados por uso indebido de arma orgánica, agavillamiento, omisión de socorro y simulación de hecho punible.


UN LEGADO DE SONRISAS SANADORAS

Tras la muerte de Leonardo González, Olga Elena y su familia decidieron que debían hacer algo con el legado de este venezolano que tiene la impronta de una personalidad afable, sensible, generosa, que supo administrar sus energías y el humor como herramienta para convivir y sanar en sociedad, en familia, en el trabajo o entre amigos.

Así surgió en agosto de 2017 la Fundación Leonardo González Barreto: Sonrisas de Esperanza

“Mi esposo era un hombre extraordinario, un payaso humanista, una persona de bien que se dedicaba a llevar sonrisas, repartía alegrías, esperanzas a los hospitales, a los enfermos con cáncer. En tributo a su memoria nos dedicamos a llevar  alimentos, medicinas y fuerza espiritual a personas en situación de calle, centros médicos, asilos, casas hogares y demás instituciones públicas o privadas de Naguanagua que requieran nuestro apoyo”.

Lo dijo Thomas Hobbes hace unos siglos:

Lo dijo Thomas Hobbes hace unos siglos:

 

“La risa no es más que la gloria que nace de nuestra superioridad”

 


Derechos al revés 

La Constitución Nacional prohíbe expresamente en su artículo 68, el uso de armas de fuego para el control de las manifestaciones, de acuerdo a los estándares internacionales.

El Estado tiene la obligación de sancionar sin dilaciones a todos los involucrados en la muerte de Leonardo González Barreto y sus familiares deben recibir reparación integral. 


PERFIL

Leonardo Augusto González Barreto nació en la capital carabobeña, el 5 de julio de 1969.   

En 2014, este valenciano, padre de 3 hijas y servidor solidario en su comunidad pasó a formar parte como voluntario de la organización Doctor Yaso, donde fue bautizado como “Dr Cotillón”.   

Al momento de su muerte se desempeñaba como Gerente de Mantenimiento en la comercializadora Kromi Market, la cual ayudó a fundar en el año 2000.                                             

Escucha el podcast «Memorias de la represión – Episodio 1: Leonardo González»

Descarga y lee la crónica completa 

Texto: Daniel Méndez

Diagramación: Karla Carrión

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