CRISIS | Iniciativa ejemplar en El Cementerio se abre paso en medio de la emergencia humanitaria

La solidaridad nutre la esperanza de quienes viven a merced del hambre y el desamparo

El pasado julio el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello presentó la más reciente actualización de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), levantada entre noviembre de 2019 y marzo de 2020.

Lamentablemente, los datos de dicha encuesta arrojaron que Venezuela ha adquirido condiciones propias de países de Centroamérica, el Caribe y África en materia de pobreza y desnutrición. Nuestro país se ubica como el más pobre y el segundo más desigual de América Latina, detrás de Brasil; pero cuando se juntan las variables inestabilidad política, PIB y pobreza extrema, Venezuela figura en el segundo lugar de una lista de 12 países que encabeza Nigeria. 

Duele tener que ser portadores de esta noticia, pero es la triste realidad que salta a la vista. Una población diezmada por la destrucción acumulada en la calidad de vida, tras el colapso de los servicios básicos, la negligencia estatal y la indolencia de quienes se aferran al poder a toda costa. El nivel de pobreza y desnutrición –en algunos casos crónica- que avanza sobre nuestro país impone retos alimentarios y de asistencia a una población vulnerable trastocada por la angustia diaria y el dolor de no saber qué llevar a la mesa.


TRANSFORMAR EL DOLOR EN FUERZA Y ESPERANZA

¿Qué hacer en medio de una crisis económica y social donde 96% de los hogares presenta pobreza de ingreso, 54% califica en el renglón de pobreza reciente y 41% en pobreza crónica, donde además la pobreza multidimensional (relacionada con educación, estándar de vida, empleo, servicios públicos y vivienda) afecta a 64,8% de los hogares venezolanos?
Un grupo de voluntarios del sector El Cementerio (Caracas), decidió abrirse paso en medio de este drama y apostar a la esperanza en clave de exigencia de cambio; convocó al resto de la comunidad a no conformarse con sobrevivir y ver morir al país.

Así, en medio de propuestas serias y realistas surgió la idea de brindar alimentación solidaria a aquel miembro de la comunidad que la crisis dejó atrás, que por una u otra circunstancia no pudo avanzar en medio de la vorágine de las políticas económicas erráticas, la hiperinflación, la pérdida del poder adquisitivo, el desempleo, el hambre y la indolencia; resulta paradójico, pero desde entonces en el Cementerio se fragua un espacio para la vida, un lugar donde brilla la hermandad en las miradas cómplices que se cruzan entre gustosos caldos y aromas, donde los corazones palpitan con la ilusión de ver nuestro país erguido, acariciado por el viento de la libertad, porque al fin y al cabo, parafraseando a Carlomagno, “el sueño de los que están despiertos es la esperanza”. 

ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE

Ángelo Gonzalo Rangel Ferrer es un joven caraqueño de 27 años e impulsor de esta iniciativa humanitaria que ha calado hondamente en su comunidad. Él, bautizado cariñosamente como el “ángel del Cementerio”, decidió emprender en 2018 “Proyecta País de las 3 R: Recicla, Recrea y Reconcilia”, una asociación enfocada en las causas sociales que atiende a más de 150 personas, entre niños, jóvenes y adultos que viven en situación de calle, un tercio de ellos habitantes insospechados del Cementerio General del Sur, necrópolis donde cavilan los pensamientos en fuga de estos venezolanos marginados por el Estado, y entre cuyas tumbas se recrea diariamente la triste metáfora del país doliente que nos sobresalta.


Una arepa rellena, una sopa caliente, una fruta y un vaso de jugo reciben estos venezolanos necesitados de todo tipo de alimentos, de aquellos que sacian el hambre, pero también de esos que nutren el espíritu y robustecen la alegría de vivir. La entrega de alimentos se lleva a cabo tres veces a la semana (martes, jueves y sábado), a partir de las 4 y media de la tarde. “Queremos incentivar a la comunidad a construir el país desde su espacio para colaborar con las causas sociales, especialmente con los que más sufren. Ojalá la caridad y la solidaridad se pueda viralizar entre nosotros”, responde Ángelo cuando medita sobre la obra que realizan entre la parroquia San Miguel Arcángel, la zona del boulevard y sus alrededores.

 

ENTREGADO A LAS CAUSAS NOBLES

Ángelo Rangel no es un novato en estas lides. Antes de iniciar su proyecto país, coordinó la olla solidaria que diariamente se entrega en la parroquia “San Miguel Arcángel” de la parroquia Santa Rosalía, pero mucho antes trabajó durante nueve años como asistente del concejal Fernando Albán, cuya muerte ocurrida en las instalaciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia, en Caracas, aún no ha sido aclarada.


Ahora con su proyecto también dona medicamentos a pacientes, centros de salud, personas de la tercera edad e igualmente fomenta espacios en apoyo al deporte para rescatar a los jóvenes de los vicios como la droga y el alcohol, “La gente reconoce la labor social que desarrollamos a través de nuestro proyecto país. Luchamos porque otras comunidades se contagien de solidaridad con los más pobres. Valoremos nuestra existencia aquí en la tierra y sigamos confiando en Dios que todo lo puede”.

Sobre los benefactores que acompañan su labor humanitaria, prefiere no hablar; aunque al despedirnos, tras un murmullo, nos pareció escuchar: “Están ahí, solidarios, siempre amorosos”.

Con información de Aleteia

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