Boletín #32 – 100 Días de pandemia en un país en crisis

Editorial 

A cien días de pandemia, en medio de la peor crisis económica, social, política y de derechos humanos en nuestro país, las medidas tomadas por el régimen de Nicolás Maduro, pudieran considerarse una suerte de ensayo de mayor control social y falsa estabilidad política, en una economía profundamente deprimida, ante ello la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU ha criticado el uso de medidas de emergencia como «un arma para aplastar el disentimiento» y la «falta de transparencia» en la cifras proporcionadas por Maduro.

Y como si de medidas absurdas e inconvenientes se tratara, al tiempo que aumenta el número de casos se flexibiliza el distanciamiento social, se desatienden las obligaciones del Estado de garantizar acceso a alimentos, medicinas y servicios públicos a la población venezolana, se incrementa la persecución política, se encarcela a periodistas, se persigue a médicos, servidores del sector salud y se condena y amenaza a los miembros más destacados de la Academia de Ciencias, quienes insisten en alertar sobre los fatídicos desenlaces que puede generar la indebida atención de esta emergencia sanitaria. Se insiste en la censura y la represión como forma de atender las denuncias y reclamaciones ciudadanas, tanto como el permanente bloqueo de sitios web.

Mientras esto transcurre, la crisis económica que vive el país, la corrupción del sector petrolero e instalaciones obsoletas, han derivado en el desabastecimiento de gasolina en gran parte del país antes y durante la pandemia del COVID-19, lo cual paraliza por igual al personal médico y transporte de alimentos. Diferentes voces expertas señalan que el régimen utiliza la pandemia como excusa para solicitar venta de oro en Londres, préstamos adicionales al FMI y para “enmascarar” la crisis de la gasolina que ya vivía Venezuela antes de la pandemia y la cuarentena, pese a ello muy irónicamente, se continúa enviando gasolina a Cuba. 

De otra parte, y muy propio de un sistema de atraso y desgobierno, lejos de  garantizar el funcionamiento de un sistema de salud que pueda atender las urgencias de esta crisis, desde las instancias del gobierno ilegítimo se comparten recetas y el uso de infusiones de hierbas para curar la enfermedad de COVID-19 y, en paralelo, se autoriza el uso – como tratamientos del COVID-19 – de medicamentos apenas utilizados en pequeña escala en China y promocionados por el gobierno de Cuba, no obstante, su eficacia no ha sido demostrada por organismos internacionales.

Desde afuera nos miran; el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Jon Piechowski. declaró que “no tenemos razones para creer en ninguna cifra del régimen de Maduro sobre el impacto del coronavirus en el pueblo venezolano”. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos HumanosMichelle Bachelet, ha criticado la «falta de transparencia» en la cifras proporcionadas. La Human Rights Watch y la Universidad Johns Hopkins hicieron un reporte en mayo e indicaron que Venezuela no está preparada para la pandemia y que muchos hospitales no tienen acceso a agua potable. El director de Human Rights Watch del continente indicó que las cifras de la administración de Maduro son «absolutamente absurdas»

A lo interno una fotografía nos refleja el país, se nos cae el techo, se nos vienen al piso los posibilidades, la UCV se nos viene abajo y esa, la Casa que vence las sombras, es nuestro país, nuestros valores, nuestra esencia y nuestra razón, nos toca entonces, recoger los trozos, rearmar los sueños y levantarnos como nación…no tenemos más opción que la Justicia, el Encuentro y el Perdón. 

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