CRÓNICA | ¿Dónde está el asesino de Miguel Fernando Castillo Bracho? Un clamor que resuena en medio de la impunidad

No se puede matar la verdad. No se puede matar la justicia. No se puede matar aquello por lo que luchamos
Jean Dominique

Aquel disparo hecho  por una mano asesina que permanece oculta en la impunidad rasgó el viento caraqueño la tarde del agitado miércoles 10 de mayo de 2017, momento cuando el pueblo venezolano desbordaba las calles de nuestro país denunciando la ruptura del orden constitucional, al tiempo que exigía un cambio de gobierno para recuperar nuestra maltrecha democracia tantas veces pisoteada.

Aquel proyectil siguió su curso por la avenida principal de Las Mercedes, buscando saciar su sed de muerte entre la multitud que se aglomeraba con consignas y reproches para marchar hacia el TSJ, inocente del silbido mortal que cruzó la calle en desesperada carrera por alcanzar su objetivo macabro.

En un instante, pasadas las dos de la tarde, todos vieron caer al joven periodista Miguel Castillo Bracho, de apenas 27 años de edad, víctima de un certero disparo al corazón; una metra de metal disparada por una mano asesina que permanece oculta en la impunidad  –insistimos- cortó su existencia abruptamente. Nadie pudo divisar al tirador, ni testigos del hecho ni el execrable aparataje judicial que hasta el sol de hoy permanece impasible, como subordinado a un mandato de silencio cada vez roto por el grito de justicia de familiares y amigos que hoy, a 24 meses de aquel infausto hecho, una vez más retumba firme y claro.

“Testigos del hecho refieren que ese día cuando sonó el disparo había guardias nacionales apostados en la autopista y Miguel cayó mortalmente herido  frente a ellos, al comienzo de la avenida principal de Las Mercedes”, nos cuenta su hermana Luisa, intentando ordenar la escena del crimen mientras hace una pausa para proseguir su relato.

“Para nosotros comenzó un dolor indescriptible que punza más por el papel mediocre del sistema de justicia, aunque yo lo tildaría de injusticia, no puede calificarse de otra manera. Todo esto genera una gran desconfianza en las instituciones. El caso de mi hermano supuestamente sigue en etapa de investigación, sin embargo está paralizado desde octubre de 2017. Hemos introducido cualquier cantidad de solicitudes ante la Fiscalía General de la República y la Defensoría del Pueblo pero no hemos obtenido una respuesta satisfactoria. Ni siquiera nos entregan el expediente”, denunció la joven.

La deuda de la justicia venezolana con la familia Castillo Bracho revela un patrón de impunidad a la represión gubernamental impuesto desde 2014 cuando iniciaron las protestas masivas en el país, hecho que sin embargo no amilana el esfuerzo familiar para que se esclarezcan los hechos y comiencen a sentarse precedentes en el sistema judicial sobre el uso letal de la fuerza en manifestaciones pacíficas.   “Nosotros vamos a seguir denunciando en todos los espacios. Es un trabajo arduo porque aparte de luchar con un duelo tenemos que enfrentar al sistema de (in) justicia de nuestro país. Pero nos toca seguir adelante”.

La vida de Miguel Castillo, sus sueños, lucha y ejemplo cívico, perviven ahora en la memoria de quienes le conocieron. Por tal razón, este 10 de mayo familiares y amigos rendirán tributo a su paso por este mundo con una misa que se llevará a cabo en la capilla Villa Loyola del colegio San Ignacio, La Castellana.

Desde Justicia, Encuentro y Perdón nos solidarizamos con la lucha emprendida por la familia Castillo Bracho, extendemos la invitación a acompañarnos a este acto religioso y ratificamos nuestra condena a la política de obstrucción del derecho a la justicia que promueve la impunidad y socava la institucionalidad democrática. 

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