Crónica: Alixon protestaba por la situación del país

El 22 de enero Alixon Osorio Dos Santos Pisani de 17 años ingresó sin signos vitales al Hospital Periférico de Catia con un disparo en el abdomen, durante la noche de ese martes cuando se  registraron diversas protestas en varias zonas de Caracas, entre ellas Gato Negro, Pinto Salinas, El Cuartel, El Amparo y Cutira. Los vecinos de Catia habían iniciado una protesta, algo que no se veía casi en ese sector popular y tradicionalmente chavista.

Bloquearon la calle y quemaron basura, como venían haciendo en otros barrios de Caracas y del interior del país desde comienzos de la semana. Esta vez los cuerpos represivos del estado se trasladaron al oeste de la ciudad, donde nunca antes habían protestado por la salida de Maduro.

“Alixon vivía con nosotros desde que tenía tres meses de edad, yo lo amamante porque tengo un hijo contemporáneo con él, yo siempre he sido la tía mamá”, narra Nivea Troloro Pizani, tía de Alixon Osorio Dos Santos Pisani, quien fue asesinado durante una protesta en contra de Nicolás Maduro en Catia, un sector popular de Caracas el día 22 [AG1] que se vivieron la semana pasada en la ciudad de Caracas.

Su tía cuenta que ese día llegó  a casa a las 3 de la tarde, “mi mamá estaba en el club de los abuelos, cuando llegué me pregunte dónde estaba Alixon, pasaron él no tenía teléfono así que imposible comunicarme, pasaron las horas, llegó la hora de la cena y cerca de las 10 de la noche unos amigos  llegaron a la casa para decirme que mataron a Alixon”.

Nivea afirma que los amigos que acompañaron a Alixon le aseguraron que los autores del disparo fueron efectivos de  las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), “ellos estaban en la protesta y los cayeron a tiros, así como una cucaracha, yo pienso que si tú estás en una protesta se deben agotar todos los métodos antes de empezar a disparar contra la gente, en el informe forense no especificaron el tipo de arma”.

Amigos y familiares aseguran que los efectivos el FAES, siempre vestidos de negro, armados y sin identificación, se presentaron en el Hospital periférico de Catia, cuando salgo de la sala de haber reconocido el cuerpo estaban los amigos de él, todos menores de edad, de pronto vimos a un grupo de hombres vestidos de negro que nos estaban tomando fotos, eran del  FAES, en ese momento gritaron desde un edificio cercano y el grupo de hombres sacó sus armas y empezó a donde protagonizaron una inusual situación que pocos pudieron explicarse “estábamos afuera de la emergencia y de pronto alguien gritó de un edificio, entonces estos hombres vestidos de negro sacaron sus armas, todas largas y comenzaron a disparar contra todos, corrimos rápido a las instalaciones del hospital, todos los médicos, los familiares de los pacientes desesperados, imagínate vivir eso en un momento así, aquello parecía una guerra.  Los médicos nerviosos, estaban todos llorando. Al rato llegó la gente del CICPC, que nos dieron el apoyo, el apoyo para sacarnos por la puerta de atrás del hospital”. Afirmó Nívea quien asegura que mientras el CICPC realizaba la evaluación de polimetría también observó a un grupo de hombre vestidos de negro en la entrada de Ruperto Lugo que los vigilaba. La de Alixon es una de las 40 muertes que dejó una semana de violenta represión de las protestas desatadas en medio del hondo deterioro económico y social; un descontento que se ha montado sobre la crisis institucional que generó la toma del juramento de Nicolás Maduro fuera de la norma constitucional. Casi seis muertos por día, todos asesinados con armas de fuego.

El mural en su memoria hecho por sus amigos y familiares, fue borrado el domingo, un día después de pintarlo en Catia.

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