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CRÓNICA | Una plegaria por la justicia y la paz

Así como transcurren estos días de mayo de 2019, hace dos años fuimos testigos de protestas en las calles, represión violenta de los cuerpos de seguridad, detenidos, heridos y algo que no quisiéramos comentar hoy ni nunca; muerte, dolor y vacío punzante en el alma.

Hoy son cinco jóvenes que acaban de desangrar su visión de la Venezuela que sueñan en las calles de Caracas, Aragua y Mérida. Y es que la represión de elementos armados subordinados al régimen se ha mantenido como estigma diabólico que amenaza arrasarlo todo, lanzando fuego por la boca en medio de la más abyecta impunidad.

En 2017, concretamente en la alborada de mayo, Ángel Enrique Moreira, Carlos Eduardo Aranguren, Armando Cañizales y Hecder Lugo cruzaron forzosamente el infinito arropados por el mismo fuego criminal que ha de extinguirse por obra y gracia del esfuerzo colectivo, para que nunca más seamos testigos o protagonistas de la oprobiosa política sistemática de represión y violación de derechos humanos, más allá de ideologías o de la condición humana que nos toque afrontar.

Sirvan estas líneas entonces para recordar a los caídos de ayer y hoy, para clamar por justicia ante los nuevos asesinatos y para denunciar la impunidad sobre los casos de Moreira, Aranguren, Cañizalez y Lugo, propósitos que nos animan en esta lucha diaria en defensa de los derechos humanos de los venezolanos. Una plegaria por todos nosotros. Amén.

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