CRÓNICA | Geraldin Moreno: símbolo de la vida en resistencia frente al abuso de autoridad

Todas las imágenes que circulan de Geraldin Moreno nos muestran siempre una gran sonrisa encajada en un rostro de luminosidad intensa, fresca, una llamarada que devino símbolo de resistencia de la vida frente a la muerte impuesta cobardemente, en constante lucha contra la miseria del poder envanecido.   

Fue un día como hoy, hace cinco años y cuatro meses, cuando fue asesinada Geraldin Moreno Orozco, una destacada deportista y estudiante de Citotecnología en la Universidad Arturo Michelena del estado Carabobo, cuyo paso por la tierra, cual rayo inseminador de la noche más oscura, aportó resplandor y energía juvenil a su familia por 23 años de fructífero amor correspondido.

Hoy Geraldin no está. Creyeron apagarla sus asesinos, pensaron que el silencio eterno podría engullir tantas vivencias que aún palpitan acunadas en ese costado izquierdo que hoy impulsa la lucha de su madre, Rosa Orozco, con ímpetu propio de aquellas madres paridas por sus hijos arrebatados, mujeres que traspasaron la desmemoria, la impunidad, la muerte misma y ahora su gesto combativo es faro de dignidad en medio de este oleaje de injusticias donde navega nuestro país.

Los sargentos de la Guardia Nacional Bolivariana Alvin Bonilla Rojas y Francisco Caridad Barroso fueron condenados a 30 y 16 años de prisión, respectivamente, por el asesinato de Moreno Orozco, bajo los cargos de homicidio calificado perpetrado con alevosía y por motivos fútiles e innobles, uso indebido de arma orgánica, trato cruel en grado de complicidad correspectiva, además del delito de quebrantamiento de principios y pactos internacionales.                                                     

Pero la familia de Geraldin aún reclama que los verdaderos culpables de aquel crimen perturbador sigan libres, orondos en soberbia e impunidad total, por lo que han instado reiteradamente al Estado que continúe las investigaciones pertinentes hacia el resto de la cadena de mando para que se termine de hacer justicia. 

Desde Justicia, Encuentro y Perdón nos unimos a ese clamor, y con el recuerdo y el ejemplo de Geraldin Moreno -que solo nuestra directora Rosa Orozco y su familia supieron convertir en lo más sagrado de sus vidas- seguros estamos de que la lucha emprendida seguirá floreciendo en cada venezolano que apuesta por la vida, por la dignidad, por la justicia. El país que soñaban Geraldin y los jóvenes asesinados por el régimen sigue reclamado la participación activa de todos y todas; es un mandato impostergable.

22 de junio de 2019

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