CRÓNICA | Tras el crimen vino la tragedia familiar, la indolencia, el desamparo, la impunidad…
En Petare recuerdan con indignación el asesinato de Jean Carlos Aponte
En Petare, donde los sueños se amontonan entre callejones encorvados por la pesada carga diaria, todavía comentan que el destino fue ingrato con Jean Carlos Aponte. Si uno se pasea por los vericuetos del sector 5 de Julio o el 12 de Octubre, encontrará vecinos aún dispuestos a rechazar el asesinato de aquel joven de condición especial que dedicó su existencia a servir desinteresadamente a la comunidad.
Su hermana Gina Aponte, allende nuestras fronteras, nos describió vía telefónica el paso fugaz de Jean Carlos por suelo petareño. “Carismático, soñador, inocente por su propia condición, muy noble de corazón y colaborador con sus vecinos”.
A Gina la muerte le cobró muy caro la osadía de vivir en nuestra autocracia militarista: le arrebató a su hermano, fragmentó su núcleo familiar y la forzó a abandonar el hogar, arrojándola a un territorio ajeno a su patria afectiva, desde donde afloran los sinsabores de la tragedia vivida.
“El asesinato de mi hermano aceleró mi salida del país. Éramos tres y el hogar se nos vino abajo. Eso afectó muchísimo a mi mamá que también enfrenta una condición especial. Yo ahora trato de ayudarla en todo lo que pueda y mucho más”, nos contó con acento nostálgico desde la distancia.
Para nadie es un secreto que la violencia política ejercida desde el Estado en tiempos recientes, con su carga de intolerancia, represión, muerte, exilio forzado, impunidad y olvido, ha dejado decenas de hogares enlutados y desiertos, sometiendo a miles de venezolanos a un triste peregrinar que ha motivado el flujo migratorio más importante de la historia del país.
Según un informe publicado recientemente por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la cifra de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo provenientes de Venezuela ya asciende a 4,810,443 personas, de acuerdo con el reporte de los gobiernos anfitriones.
En nuestro país se ven vulnerados los derechos humanos por parte del Estado con un saldo humanitario costoso. Por otra parte, la esperanza de justicia ante cientos de asesinatos y heridos tras las protestas pacíficas que estallaron en 2014, cada día se diluye dado la subordinación de sistema judicial a los intereses de quienes controlan las instituciones desde las esferas del poder.
“El caso de mi hermano está totalmente paralizado”, nos cuenta su hermana. “Entiendo que el caso es llevado por la fiscal 104° del Área Metropolitana de Caracas, pero hasta ahora no hemos visto resultados. Yo quiero que se haga justicia y que cese la impunidad. A nosotros nos contactaron desde la denominada Asamblea Constituyente dizque para encargarse del caso, quien sabe con qué interés, pero no aceptamos la propuesta que nos hicieron. ¡Queremos justicia verdadera!”.
Los hechos
Jean Carlos Aponte, con apenas 16 años de edad, fue asesinado a mano de funcionarios de la Guardia Nacional, según testigo del hecho. El crimen ocurrido aproximadamente a las 5 de la tarde del 26 de julio de 2017, cuando se llevaba a cabo en el país un trancazo nacional convocado por la MUD en protesta contra el gobierno de Nicolás Maduro, coincidió con el asesinato de Rafael Antonio Vergara, en la población de Ejido, y Ender Caldera, en Timotes.
Tres obituarios en un mismo día, tras familias destrozadas y aquel dolor que no cesa en medio de la impunidad que nos asola.