CRÓNICA | Maniobras judiciales con alto grado de incongruencia favorecieron la excepción de castigo

Un velo de impunidad cubrió el homicidio del estudiante Luis Vera

Muchos fueron los venezolanos que sucumbieron ante el odio político y la represión desatados en 2017. En diversas regiones del país fueron reportados  centenares de casos de personas acosadas, golpeadas, heridas, detenidas, asesinadas, ajusticiadas y desaparecidas. Pero en la capital zuliana ocurrió un crimen que ciertamente estremeció los cimientos de la opinión pública por su rudeza y vileza.                                                  

Siendo el jueves 15 de junio de 2017, aproximadamente en horas del mediodía, un grupo de estudiantes de la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE) se concentró pacíficamente en el semáforo de la Avenida 16 Guajira con la Prolongación C2 para cerrar la calle, sumándose a las protestas que habían estallado en todo el país a principios de abril.

Foto Cortesía

LA MUERTE DOBLÓ LA ESQUINA

La mañana transcurría tranquila entre cánticos de reproche al régimen de Nicolás Maduro, mientras alguna que otra pancarta con fervor juvenil denotaba el espesor de las ideas en disputa. De repente, en medio del calor marabino, la concentración fue rota por un ruido amenazante;  a algunos estudiantes les pareció vio llegar a la muerte tripulando un siniestro vehículo, rugiendo y acelerando estrepitosamente aquella maquinaria infernal que se abalanzaba sobre ellos, triturando todo a su paso.

Muchos corrieron y lograron ponerse a salvo, mientras observaban como aquel camión cava conducido por el comerciante Darwin José Rubio Ferrebus avanzaba directo hacia la humanidad del estudiante de Contaduría Pública, Luis Enrique Vera Sulbarán, quien no tuvo tiempo de resguardarse y fue arrastrado un aproximado de doscientos metros, antes de que el vehículo fuese detenido por un par de oficiales del Cuerpo Bolivariano de Policía del Zulia.

Nada pudieron hacer los compañeros de estudio, los testigos y familiares que rápidamente acudieron a la escena del crimen; aquel arrollamiento causó la muerte de forma inmediata al joven Luis Vera, con lo cual inició una demanda judicial cuyos resultados merecieron la desaprobación y el repudio de familiares y allegados a Vera, dado el cúmulo de maniobras e incongruencias puestas bajo sospecha por profesionales de la rama judicial y defensores de los derechos humanos.

Foto Cortesía

NAVIDAD AMARGA

Transcurridos seis meses del crimen, el miércoles 6 de diciembre se realizó la audiencia preliminar con ocasión de la admisión de hechos por parte de Darwin Rubio, quien aparece en el escrito acusatorio imputado como autor en la comisión del delito de “homicidio calificado ejecutado por motivo fútil e innoble, y alevosía”. Pero la sorpresa llegó cuando el Juzgado Décimo de Primera Instancia en funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, cambió la calificación jurídica a “homicidio culposo”, previsto y sancionado en el artículo 409 del Código Penal venezolano, con lo que Rubio resultó favorecido tras ser condenado a cumplir la pena un año y diez meses de prisión

BAJO EL VELO DE LA IMPUNIDAD

Tras la sentencia, la familia Vera Sulbarán interpuso un recurso de apelación donde denunció que un cambio en la medida cautelar impuesta, de privación preventiva de libertad, a una medida cautelar sustitutiva de libertad, vulneraba derechos y principios constitucionales y legales, contemplados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el Código Orgánico Procesal Penal.   La parte acusadora denunció que el órgano decisor, al hacer el cambio de un delito intencional a un delito culposo, aprobó una admisión de hechos por este último delito, sin tomar en consideración los fundamentos y elementos probatorios de la acusación fiscal, sin fundamentación alguna, aplicando erróneamente la norma jurídica. “El arrollamiento de Luis Vera, en un estado total de indefensión, revela que la conducta de Darwin Rubio fue totalmente dolosa y alevosamente ejecutada”, se lee en el recurso de apelación.

Ante este bochornoso procedimiento de la justicia zuliana, familiares y allegados de Luis Vera no pierden la esperanza de que más temprano que tarde el asesino pague el crimen cometido. “Aquí hubo un daño irreparable, murió un joven buen estudiante, buen hijo, buen hermano, trabajador y sin ningún tipo de vicios. Se tiene que condenar al responsable de este crimen. Y aunque con la justa condena de este criminal no vamos a recuperar a nuestro hijo pero nos aseguraremos que no se lo haga a más nadie ya que es un dolor y una impotencia muy dura y que no se lo deseamos a ninguna familia”.

Después de conocerse la desestimación del recurso de apelación interpuesto, así como de un amparo constitucional ante el Tribunal Supremo de Justicia, la familia no abandona la idea de acudir a instancias internacionales para obtener justicia sobre este crimen. “Todo esto es producto del secuestro de los poderes públicos. Enfrentamos una flagrante vulneración del debido proceso y del derecho que asiste a la víctima por extensión, de ver satisfecha su pretensión, que no es otra, que una recta y sana administración de justicia”, concluyó Jonathan Crespo, primo de Luis Vera.

PERFIL
Luis Enrique Vera Sulbarán nació el 23 de julio de 1996. Era el tercero de cuatro hermanos y residió con su madre en el sector Santa Clara de Sabaneta de la capital zuliana. Al momento de su muerte, cursaba el segundo semestre de Contaduría Pública en la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE).
Comparte esta noticia en