CRÓNICA | El crimen de este joven de 14 años y demás violaciones repudiables son una herida profunda a sanar en el futuro democrático

Hasta el papa Francisco lamentó el asesinato de Kluibert Roa

El domingo 1 de marzo de 2015, durante las palabras que precedieron al Angelus, el pontífice rechazó la violencia en Venezuela y pidió “respeto por la dignidad de todas las personas y la sacralidad de la vida humana”.

Kluiberth Roa había sido asesinado una semana antes, cerca del mediodía del 24 de febrero, en el sector Barrio Obrero de San Cristóbal.

El adolescente tachirense era miembro del movimiento scout. Tras el crimen, la organización lamentó la pérdida de este joven “mensajero de paz” y abogó por la “la generación de espacios armónicos para vivir”.

 LA BESTIALIDAD POLICIAL AL SERVICIO DE LA “JUSTICIA”   

Aquel martes 24 de febrero de 2015, el país era un hervidero de protestas y la comunidad estudiantil tachirense llevaba a cabo una protesta pacífica alrededor de la Universidad Católica del Táchira.

En una esquina contigua a la casa de estudios, apresurando el paso, asomó su frágil existencia de 14 años el alumno del octavo grado en el liceo Agustín Codazzi, Kluiberth Ferney Roa, quien debía pasar por el lugar en dirección a la casa de su tío, donde le esperaban para almorzar.

Mientras esquivaba los escombros y veía con nerviosismo el contingente policial en torno a su humanidad, repasó las imágenes de la represión uniformada que había visto a través de las redes sociales, y no le agradó mucho sentirse en aquel lugar. Así que apresuró la marcha y al voltear la mirada tropezó con la presencia de un enjambre de policías enrumbados al sitio de la protesta.                               

Kluiberth sintió que su vida corría peligro; se detuvo, se apartó hacia la acera y se ubicó detrás de unos vehículos. Fue lo último que hizo en su corta vida.     

Foto Cortesía

UN ASESINATO A SANGRE FRÍA

Posteriormente, vídeos de la zona mostraron que se detuvo como simple espectador y nunca representó una amenaza cierta para los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana involucrados en el asesinato.                                                          

“Se me salió un disparo y sucedió lo que sucedió”

reconoció el oficial Javier Mora Ortiz en la audiencia de presentación. Pero después, en la audiencia preliminar, no se defendió sino que admitió los hechos, esto es, que validó las imágenes de las cámaras de video y lo dicho por los testigos en la Fiscalía.                                                

Los fiscales 79° nacional y 16° del Táchira, ratificaron la acusación contra el funcionario por incurrir en los delitos de homicidio intencional calificado por motivos fútiles e innobles, uso indebido de arma orgánica y quebrantamientos de pactos y convenios internacionales suscritos por la República. La decisión de la instancia judicial se basó en el Código Orgánico Procesal Penal, que norma la admisión de los hechos y la rebaja aplicable a la sentencia condenatoria.                                                                

Mora fue a parar con sus huesos y su conciencia al Centro Penitenciario de Occidente, en Coro, donde actualmente cumple la pena.                                  

Tras la condena, abogados de la familia Roa Nuñez interpusieron una querella contra  otros 11 funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, alegando que pudieron estar incursos en delitos que van desde cooperación inmediata y complicidad necesaria, hasta omisión de socorro y encubrimiento…

DERECHOS AL REVÉS

El asesinato de Kluiberth Roa fue vinculado a la estructura de violencia creada por el Estado para desactivar las protestas que aquel año amenazaban con desbordarse. Tras el crimen, llovieron las críticas a favor de la derogación de la resolución 008610 del Ministerio de la Defensa, emitida apenas catorce días antes, el 10 de febrero de 2015. 

El Representante para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Amérigo Incalcaterra, recordó a los impulsores del decreto que el uso de la fuerza letal debe ser el último recurso, solo aplicable según los principios de necesidad y proporcionalidad, y únicamente en situaciones donde es estrictamente inevitable para proteger la vida.

PERFIL

Kluiberth Ferney Roa Núñez nació en San Cristóbal, el 3 de noviembre del 2000. Uno de los tres hijos de Erick Roa y Vivian Núñez, fue un aventajado estudiante y miembro del Grupo Scout Cipriano Castro, de la localidad de Capacho.

Al momento de su muerte, cursaba segundo año de bachillerato en el Colegio Agustín Codazzi de la capital tachirense. Su afición al baloncesto hizo que entrenara como preselección del equipo  Panteras del Táchira.

Escucha el podcast «Memorias de la Represión – Episodio 4: Kluiberth Roa»

 

Descarga y lee la crónica completa 

Texto: Daniel Méndez

 Diagramación: Karla Carrión 

 Noviembre 2020

Comparte esta noticia en