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CRÓNICA | Los asesinos de José Alejandro Márquez buscaban deshacerse de evidencias incriminatorias

El 19 de febrero de 2014 habían pasado 7 días desde el inicio de las manifestaciones pacíficas que estremecieron a Venezuela y buena parte del mundo.                                                                                                             

El descontento popular estalló imparable en medio de la represión brutal de los cuerpos de seguridad del Estado, quienes se alternaban con bandas paramilitares armadas en la repartición de palos, lacrimógenas, proyectiles y todo tipo de artefactos que causaran suficiente daño.

Cuando la represión sucedía en horas de la noche, asaltando la paz de los caraqueños, aquellos hombres ofuscados y armados se adentraban a los callejones escondiendo sus rostros, preparados para iniciar su ritual de represión que tanto hemos comentado en este espacio de la memoria y la justicia furtiva.

Foto cortesía AFP

PERSECUCIÓN IMPLACABLE

José Alejandro Márquez, ingeniero en sistemas y docente de varios institutos universitarios, decidió acompañar a los vecinos de la parroquia Candelaria de la capital venezolana que mostraban su descontento ante la crisis económica, social y política expresada en la represión violenta a las manifestaciones, altos índices de inseguridad ciudadana, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, la violación a la libertad de expresión, a la participación política, a la libertad e integridad  personal, etc, detonantes de aquellas tempranas manifestaciones en 2014.                     

De acuerdo con el testimonio que nos brindó su hermana, Nancy Márquez, el malogrado ingeniero salió a la calle y se unió a los parroquianos que avanzaban por las calles de la urbanización, cuando fue detenido por un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana que le exigió la entrega del teléfono con que grababa la brutal arremetida de los militares contra los manifestantes apostados en la esquina  Candilito. 

Relatan testigos que José Alejandro corrió para evitar que lo sometieran, y en ese instante el funcionario le disparó por la espalda, pero no logró impactarlo.  Sin embargo, producto de la acción ilegal y cobarde del uniformado, Márquez resbaló y se golpeó contra el pavimento, instante que fue aprovechado por un grupo de cuatro envalentonados militares que, viéndolo inerte en el suelo, lo golpearon salvajemente, según se pudo constatar a través de filmaciones hechas por residentes del lugar.     

El ingeniero estuvo cuatro días en coma, pero lamentablemente falleció el 23 de febrero, a las 5:30 pm.

“Hubo dos exhumaciones que acreditaron que la causa de la muerte fue por traumatismo craneoencefálico severo por un objeto contundente, y no producto de su caída”, denunció su viuda, Johanna Aguirre, según reportes de prensa de la época»

Denunció su viuda, Johanna Aguirre, según reportes de prensa de la época.

Video cortesía de Contra Punto

DERECHOS AL REVÉS

EL USO EXCESIVO O ARBITRARIO DE LA FUERZA PÚBLICA

A los funcionarios que acosaron, persiguieron y provocaron la muerte de José Alejandro Márquez se les olvidó que no existen supuestos que habiliten el uso de la fuerza letal durante una manifestación, o que se dispare indiscriminadamente a la población, de conformidad a lo expresado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Constitución Nacional (Artículo 68) respecto a que la actuación de los cuerpos de seguridad en el mantenimiento del orden público debe basarse estrictamente en los estándares internacionales de derechos humanos que rigen el uso de la fuerza bajo los principios de excepcionalidad, proporcionalidad y absoluta necesidad. Esto sin mencionar que el Estado debe  garantizar el derecho a la vida, la integridad y la libertad de manifestación.

Pero en Venezuela nos estamos acostumbrando peligrosamente a las quejas y denuncias sobre actuaciones policiales y militares reprobables, vinculadas a situaciones de agresiones físicas y simbólicas, maltratos, golpes, torturas, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, etc. Un patrón de violación de derechos humanos del que acaba de tomar nota la Corte Penal Internacional, a despecho de quienes trataron afanosamente de encubrir estos delitos tipificados como crímenes de lesa humanidad.

EL LINCHAMIENTO MORAL Y MEDIÁTICO

Palabras hirientes, desprovistas de humanidad o sencillamente huérfanas del dolor ajeno brotaron de los detentores del poder político tras conocerse el asesinato de José Alejandro.

Aún se recuerda cómo un poderoso funcionario del régimen, estando al frente de sus funciones legislativas, espetó durante una intervención pública en el “canal del Estado” que:  “a Márquez lo mataron sus propios compañeros “A ese señor lo mataron sus propios compañeros”. Y luego de mostrar una foto frente a las cámaras, agregó: “¡aquí está el señor Alejandro Márquez, recibiendo entrenamiento paramilitar!”.

Luego se supo que la fotografía en cuestión aludía a unas prácticas de airsoft; ¡pero así la injuria del poder mediático, con su pútrida estética de manipulaciones, descréditos y lánguidos aplausos!

Foto cortesía

MEMORIAL DE AGRAVIOS DE LA JUSTICIA                                                

El caso de José Alejandro Márquez se inscribe en la bochornosa cifra de 97% de impunidad que a la fecha exhibe la justicia venezolana, respecto a los crímenes de la represión gubernamental registrados en los últimos seis años.                                      

En octubre de 2015, el tribunal 27º de Control del Área Metropolitana de Caracas, luego de evaluar los medios de pruebas presentados por los fiscales, admitió la acusación y decretó el enjuiciamiento de 5 funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, por la presunta comisión de los delitos de homicidio calificado y uso indebido de arma de fuego durante el asalto a Márquez.                                                                                                                                                            

“Dos de los imputados se encuentran evadidos actualmente, tras ser favorecidos con una medida cautelar de supervisión por encontrase activos en sus servicios. Nosotros apelamos -sin éxito- esa medida cautelar que otorgó libertad a los imputados. Por otra parte, el fiscal original del caso fue recusado y ahora no sabemos quién lleva el caso en Fiscalía”

Denuncia la familia, al tiempo que exige juzgar y sancionar debidamente a los responsables y reclama el cese de irregularidades en el proceso judicial.        

PERFIL

José Alejandro Márquez Fagundez nació en Caracas, el 28 junio de 1968 y murió la tarde del 23 de febrero de 2014, tras permanecer cuatro días en estado de coma, producto de una agresión causada por cinco funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana. 

Este infociudadano, cronista de las horas menguadas de la Venezuela del 2014,  defensor de la libertad de expresión e información, fue asesinado mientras grababa las protestas que ocurrían en la parroquia Candelaria, Caracas.  Era ingeniero en sistemas y practicante de airsoft.

Escucha el podcast «Memorias de la Represión – Episodio 5: Alejandro Márquez»

Descarga y lee la crónica

Texto: Daniel Méndez

Diagramación: Karla Carrión

Noviembre de 2020

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