CRÓNICA | A 7 años del asesinato de Guillermo Sánchez, su esposa sostiene: “¡En Venezuela no hay justicia!”

El miércoles 12 de marzo de 2014 fue un día trágico en el estado Carabobo. En medio del clima de protestas antigubernamentales y reivindicaciones económicas y sociales que reclamaba la población venezolana, la muerte trajeada de violencia represora se ensañó con esta región del centro del país. Las calles de la ciudad de Valencia fueron cubiertas por la sangre joven de tres venezolanos derribados por las balas de la intolerancia y el impulso desalmado de quienes empuñan las armas y apuntan directo al corazón de los derechos humanos.

Al estudiante universitario Jesús Enrique Acosta Matute (23) y a Guillermo Alfonso Sánchez Velásquez (42), experimentado deportista vinculado a Criollitos de Venezuela, los asesinaron en la urbanización La Isabelica de la capital carabobeña, tras ser interceptados por un grupo de civiles armados en las inmediaciones de unas protestas. Por otra parte, el capitán de la Guardia Nacional Bolivariana, Ramzor Ernesto Bracho Bravo, encontró la muerte en medio de una protesta escenificada en el Distribuidor Mañongo, de acuerdo con reportes de prensa.

El caso de Sánchez Velásquez llamó poderosamente la atención de los valencianos por tratarse de una persona apreciada en el ámbito deportivo y en su comunidad. Con motivo de cumplirse 7 años de su asesinato, sostuvimos una conversación telefónica con su esposa, Ghina Rodríguez, quien desde julio de 2014 vive como asilada política en México, al lado de sus dos hijos, tras ser hostigada por denunciar el crimen de su pareja desde el Frente de Víctimas contra la Represión.

LA MUERTE ATACA EN CAMBOTE

Con temple de mujer valiente y el sentimiento intacto de hacer justicia, Ghina repasó pasajes oscuros del asesinato, sopesó el manejo judicial del caso y dejó escapar la nostalgia con dolor de lejanía por la Venezuela que acogió sus primeros pasos, hoy irreconocible y ausente de su propio legado democrático.                           

-“Aquel 12 de marzo había protestas por la zona y Guillermo salió temprano a pintar la casa de su madre. Transitaba por la avenida Henry Ford de la urbanización cuando ocurrió el hecho. Testigos señalaron que un grupo de civiles armados lo abordaron, le causaron golpes y luego dispararon. En la zona había muchos policías y militares pero no intervinieron. Yo observé varias camionetas con insignias del SEBIN con personas repartiendo armas y municiones. Eso no me lo contaron, yo lo vi”, aseguró.

El testimonio de Ghina Rodríguez coincide con numerosas denuncias recabadas por el equipo de Justicia, Encuentro y Perdón durante las protestas ocurridas entre 2014 y 2020, que dan cuenta de ataques contra la población civil por parte  de grupos de civiles armados que actúan protegidos por las fuerzas del orden, o bajo la aquiescencia del Estado, en circunstancias y condiciones similares que denotan la sistematicidad de estas acciones, bajo una política dirigida a aplacar con la mayor severidad posible todas las manifestaciones públicas, no solo por exigibilidad de derechos civiles y políticos, sino también las que tienen por objeto exigir derechos económicos y sociales, como hemos visto en fechas recientes, todo lo cual constituye gravísimas violaciones a los derechos humanos que han sido tipificadas como presuntos crimines de lesa humanidad, tal como informó la Corte Penal Internacional en 2020.

DERECHOS AL REVÉS

Aunque Jhon Anderson Torres Sinisterra, un civil relacionado con sindicatos de la zona sur de la ciudad de Valencia, fue sentenciado a 5 años de prisión por los delitos de homicidio intencional e intimidación pública, para Rodríguez la justicia tiene aún muchas cuentas por saldar en el caso del asesinato de su esposo.         
-“Si hablamos de justicia, muchas personas debieran estar pagando por el crimen: los agresores que golpearon a mi esposo, quienes dispararon, las personas que les entregaron las armas, quienes apoyan a éstos, los policías y militares que vieron lo que ocurría y no intervinieron, además de los funcionarios del SEBIN que te comenté antes. Por eso es que yo digo que en Venezuela no hay justicia, esa palabra no existe. La familia de mi esposo decidió no actuar, no los juzgo, quizás tuvieron miedo porque no hay confianza en el sistema judicial. Yo, que sí protesté, finalmente tuve que salir huyendo del país”.
Ghina Rodríguez forma parte del Frente de Víctimas contra la Represión creado por familiares y víctimas de violaciones a los derechos humanos, tras las protestas del 2014. Así como ella, otros miembros y colaboradores de la organización han sido objeto de hostigamientos y persecución por parte de personas no identificadas vestidas de civil.      

-“Algunas veces me pega la nostalgia y la soledad, y quisiera regresar a Venezuela, pero luego lo pienso mejor y concluyo que las condiciones no están dadas para eso. Debo pensar primero en mis hijos”.


PERFIL

Guillermo Alfonso Sánchez Velásquez, esposo de Ghina Carolina Rodríguez y padre de 2 niños de 5 y 10 años de edad en 2014, nació en la ciudad de Valencia, el 16 de septiembre de 1971.                           

Este deportista y entrenador del equipo de béisbol de la liga Corimón de Criollitos de Venezuela, falleció aproximadamente a las 5 de la tarde del 12 de marzo de 2014, tras ser herido mortalmente por un grupo de civiles armados afectos al gobierno nacional, en las inmediaciones de una protesta vecinal escenificada en la avenida principal de la urbanización La Isabelica, en la capital del estado Carabobo.  

MÁS QUE PALABRAS

“Mis hijos siguen jugando béisbol, como les enseñó su padre. Ahora ellos son el motor de mi vida”

“La vida sigue, pero (Guillermo) aún nos hace mucha falta”

“Sí me regresaría a reconstruir mi país, pero sin tiranía”.

Ghina Rodríguez

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