Memorias | 4 años del asesinato de Miguel Castillo
Caracas, 10 de mayo de 2021
INCREIBLEMENTE ya han pasado 4 años, 4 años y sigo extrañando lo que fue mi vida a tu lado, simplemente MARAVILLOSA, perfecta, única. Sin duda como todos los hermanos teníamos nuestras diferencias, sin embargo, no podíamos estar más de dos horas sin hablarnos.
Recordarte a diario hace que sigas vivo entre nosotros, sé que físicamente no lo estás, ni tu risa escandalosa, ni tus bromas, ni tus muecas, pero tengo infinitos recuerdos que me hacen sentir que puedo verte en otras caras, que puedo escucharte a través de canciones y que puedo sentirte en mis sueños. Gracias por siempre aparecer, por demostrarme que sigues a mi lado, acompañándome y enseñándome a ser fuerte para continuar.
Negrito, mi vida ha cambiado mucho desde que te fuiste, no es ni parecida a lo que fue, me siento distinta, no soy igual que hace 4 años. El día que te fuiste un pedazo de mi alma y de mi corazón se fueron contigo, siento que esa Luisa de antes también se fue, me tocó, y digo tocó porque no fue una elección, ser fuerte, sonreír, aunque por dentro sentía un dolor en mi pecho que jamás había experimentado. Solo tenía ganas de tener una varita mágica y detener el tiempo, echarlo para atrás y que nunca hubiese existido el 10 de mayo de 2017. Te juro que si tuviese ese poder lo hubiese hecho, para que siguieras conmigo aquí, con nosotros. No me acostumbro, y no creo que lo haga jamás, a no tenerte. Te sigo teniendo en mis contactos de teléfono, en Instagram, Facebook, te tengo tatuado, no solo en mi piel, sino en mi alma, eres imborrable.
Hoy quiero decirte que te extraño muchísimo, jamás imaginé que te irías antes que yo, tanto que te pedí, tanto que quería un hermanito, cuando al fin llegaste, te cuidé como si fueras mi bebé, fuiste siempre mi consentido y tú lo sabías. Amé ser tu hermana mayor, tu alcahueta, la que siempre se reía de todos tus chistes, aunque fueran malos. Cuando te convertiste en un hombre tú cuidabas de mí, eras tú el que siempre velabas porque nada me pasara, me cuidaste hasta el último día de tu vida, por eso siento que lo sigues haciendo, porque para ti eso era una prioridad. Gracias Migue, por amarme así tan incondicional, por demostrarme a diario lo importante que era para ti, tu consentida, tu chiki. Hoy me aferro a eso, porque te disfrute por 27 años, cada día, cada minuto, sin duda fueron los 27 años más bonitos de mi vida.
¿A veces me pregunto qué estarías haciendo en este momento, te hubieses ido a cumplir tu sueño de hacer tu postgrado en periodismo deportivo? como saberlo, si te arrebataron la vida antes de tiempo. Te faltaron tantas cosas por hacer, por vivir, pero, aunque parezca cliché viviste cada día como si fuera el último, cada cosa que hacías le imprimías intensidad, le imprimías corazón y pasión.
Hoy más allá de recordarte por la maravillosa persona que eras, quiero mostrarle al mundo parte de un escrito que hiciste, mostrarles un poquito de esa pasión que sentías por el deporte, demostrar y desmentir lo que en algún momento dijeron de ti, no eras un malandro, no eras un guarimbero, ERAS el LICENCIADO Miguel Fernando Castillo Bracho, hijo, hermano, amigo, ser humano increíble con sueños y metas que quedaron TRUNCADOS.
Y que apropiado compartir tu escrito precisamente con ese nombre: “Sueño truncado: de pelotero a periodista “
«Gracias chiki por haber sido parte de mi vida, por ser ese apoyo incondicional, ese hombro donde llorar cuando lo necesité, ese compinche y alcahuelta, gracias una vez más por ser mi ALMA GEMELA.
TE AMO GRANDOTE por siempre y para siempre».
Luisa Castillo
Sueño truncado: de pelotero a periodista
El béisbol es una disciplina que se practica en EUA desde finales del siglo XIX. Ha sido catalogado como el «deporte rey» en esa nación y ha tenido una repercusión muy importante en los países del Caribe, principalmente en México, República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela.
La disciplina del béisbol es una actividad de primer orden en Venezuela. Se inició en el año 1895 y los triunfos más resaltantes fueron en el año 1941 en la Habana, Cuba, donde el equipo nacional se tituló campeón mundial, al igual que en el año 1956, en Chicago, donde obtuvo nuevamente el título de campeón mundial.
En nuestro país opera Criollitos de Venezuela, quienes desde hace 45 años forman a niños, niñas y adolescentes para catapultarlos a la palestra internacional. Desde los 5 años tienen la oportunidad de comenzar a experimentar el mundo del beisbol, conociendo las diferentes técnicas y entrenamientos adecuados para formarse como futuros beisbolistas. Así es como niños desde temprana edad hacen de este deporte algo mucho más que un hobbie.
A los 16 años, un adolescente en Venezuela ya podría ser reclutado por un scout y firmado para jugar las Ligas Mayores en Estados Unidos, esto si posee las condiciones adecuadas para dar la talla en el extranjero. A los 18-19 años, si aún no ha sido reclutado, se considera que ya no habría posibilidades de ser llevado al extranjero.
Pero ser beisbolista implica correr riesgos, los cuales podrían desplomar el sueño de ser firmado por un agente internacional. En esta carrera deportiva las lesiones juegan un factor de peligro considerable, una lesión previa al reclutamiento podría anular en un 90% la posibilidad de enviar al jugador fuera del país.
Es así como una formación diaria por más de 10 años se anula en un día de mala suerte. Lesiones que pueden ser ocasionadas de manera natural, en el transcurso de un juego o entrenamiento ocasionado por un mal lanzamiento, durante el calentamiento, realizando un swing o por un jugador del equipo contrario.
Más de 3.5 millones de niños menores de 14 años reciben anualmente algún tipo de tratamiento médico para lesiones deportivas. A nivel de escuela superior, los atletas representan un estimado de dos millones de lesiones, 500,000 visitas al médico y 30,000 hospitalizaciones cada año, según Elobot, un centro médico de salud español.
Cada vez son más jóvenes los atletas que vemos. Esto se debe a que muchos de ellos están sobrepasando los límites de su cuerpo y practican algún deporte que no es recomendado para esa edad, dice el Dr. Craig Spurdle, cirujano ortopeda del Miami Childrens Hospital.
Casi 117.000 niños de cinco a 14 años recibieron atención en salas de emergencia por lesiones relacionadas con el béisbol. El béisbol también tiene la mayor tasa de mortalidad entre los deportes para niños de 5 a 14, con tres o cuatro muertes infantiles ocasionadas cada año.
En el transcurso de la temporada del 2010-2014 de las Ligas Mayores de Beisbol, 36 jugadores han sido intervenidos quirúrgicamente por lesiones en el codo, debilitando su rendimiento deportivo dentro de sus equipos.
Mientras más niños se inscriban en algún equipo 30 millones según la Sociedad Americana de Ortopedia de Medicina Deportivamayores son las probabilidades de que uno de estos atletas sufra una lesión.
Es así como la mayoría de los jóvenes que sufren lesiones en algún momento de su carrera deportiva deciden iniciar otro estilo de vida, alguno más seguro que le genere mayores posibilidades a nivel monetario.
¿Cómo el sueño de un joven de 15 años concluye tras un teclado?
Donde la pasión llega desde la cuna, por tradición familiar, el beisbol cubre cada rincón de la casa Castillo Bracho. Desde los 4 años sus mejores amigos eran un bate y una pelota, fue amor a primera vista, así conoció las maravillas que podría lograr si se convertía en el cuarto bate de la familia y así cumplir el sueño de todo pelotero, ser firmado por un equipo de grandes ligas.
Miguel Castillo se inició desde muy joven y tuvo la oportunidad de representar al estado Miranda en juegos nacionales y estadales de las ligas menores de beisbol, así como representar a Venezuela en los Juegos Suramericanos disputados en Caracas, esto bajo Criollitos de Venezuela. A sus 16 años logró captar la atención de un scout de los Marlins de La Florida quien atrapó e impulso su sueño sigue entrenando, mejora tu tiempo que pronto nos veremos.
Esas palabras fueron el motor para no descansar hasta verse jugando en las ligas mayores, hubo varios encuentros previos antes de formalizar la firma con el joven venezolano, encuentros con los familiares que triplicaban el esfuerzo de Castillo.
En la disputa de los juegos Suramericanos, Colombia contra Venezuela, Castillo recibió un golpe en su rodilla izquierda que lo envío directo a cirugía. Dicen que los scouts le huyen a los lesionados, se rayan pues ya no dan la talla en cuanto a rendimiento físico.
Aunque existen múltiples causas para que un beisbolista no lleve su sueño a las ligas mayores, la más temida es una posible lesión. Esa fue la historia que le tocó vivir a Miguel Castillo, a un paso de cumplir su sueño tuvo que convertir el beisbol en un hobbie, una pasión de fin de semana.
Ser deportista te lleva a tener la fama y la desgracia en un solo día, como dice Miguel Castillo el beisbol es como la lotería, en un día puedes ganar o perderlo todo.
Entonces, ¿Las lesiones son el causante principal de que un pelotero en potencia lleve sus sueños al baúl de los recuerdos? Con la carrera deportiva sentenciada a nivel profesional, Miguel decidió llevar su pasión al periodismo, el amor por el beisbol lo llevó a estudiar Comunicación Social y obtener a través de esta nueva carrera un desahogo a lo que no pudo lograr.
Ahora vive día a día, como él mismo lo cataloga, la increíble experiencia de buscar la información deportiva más destacada, nutrirse de la calidad deportiva de los protagonistas del terreno de juego, escribir y llevarle a la fanaticada lo que ellos necesitan leer. Su búsqueda es incansable, pero esta vez para convertirlos en noticia. Castillo no podrá ser el protagonista del juego, pero si el responsable de difundirlo.
¿Qué es la vida? ¿Por qué es tan corta?
Estas 2 preguntas me las he estado haciendo desde hace 4 años, les busco significado desde ese 10 de mayo de 2017 y por más que le dé vueltas, me cuesta y mucho.
Y es que cómo no va a ser así, si ese día recibí la peor noticia que he recibido hasta ahora, a mi hermano lo mataron y lo peor de todo es que aún no sabemos quién es el asesino.
Recuerdo claramente ese día, era un día soleado aquí en Santiago, empezaba el frío y la marcha en Las Mercedes, en Caracas, a casi 7000 kilómetros de distancia.
Eran las 2 de la tarde y comenzaron los mensajes en los diferentes grupos de amigos para contar las noticias de la marcha, hasta que llegó un mensaje con una captura de un tweet: “¿qué saben de esto?” “¿Es Miguelito?”. La noticia comenzó a desesperarme, había un Miguel Castillo muerto en la marcha y la verdad es que la primera vez que leí el nombre se me hizo un nudo en el estómago, traté de hablar con Luisa, con mi mamá, con todos en Venezuela y nadie me respondía, mientras me iba alterando veía como pasaban los minutos, hasta que mi mamá me atendió y solo atinó a decir: “sí hijo, es verdad”. En 3 segundos mi vida cambió por completo, luego vino la voz pausada y calmada de mi tío Juan tratando de tranquilizarme a la distancia, fue imposible. Mis compañeros de trabajo vieron como me desmoroné, como caí.
Recibí mil mensajes y llamadas, recuerdo que Ignacio me dijo: “Te montas en un avión ya mismo”.
Viajé al día siguiente, fue la noche y el día más largo de mi vida. En el aeropuerto de Santiago conocí a una chica que veía el video de Miguel cuando era trasladado y mientras yo lloraba, ella se dio cuenta y comenzamos a hablar, resulta que su hermana también había muerto, pero por falta de tratamiento para combatir el cáncer, algo por lo que Miguel marchaba, una mayor calidad de vida para todos en Venezuela.
Llegué a Caracas y tenía no menos de 400 mensajes, todo el mundo tenía una palabra de aliento y apoyo. En el aeropuerto me esperaban 2 hermanos de vida, logré hablar con Wendy y me tranquilizaba porque sabía mi estado de ansiedad. Caracas se sentía pesada, seguía hermosa, con el Ávila gigante, pero el ambiente era algo extraño.
Al llegar al cementerio se hizo un silencio sepulcral, me abrieron un pasillo y la gente me saludaba como si yo fuera algo raro. Había miles de personas, no sé cuántas, pero, había mucha gente.
Al entrar a la capilla vi a mis tíos y a mi mamá que estaban al lado del ataúd, a Luisa, fue un abrazo con mi mamá muy fuerte… y ahí estaba Migue, tranquilo, como si estuviera plácidamente durmiendo, con una sonrisa que iluminaba todo. Yo no lloré, veía a todos llorando, pero yo ya había llorado, me había tomado como 4 rones en el avión de Lima a Caracas, mientras lloraba, sentí que mi misión en ese momento era transmitirle fuerza a la familia y amigos y así lo hice, le leí unas palabras a los Cabañeros en un momento de la noche cuando nos quedamos solos e íbamos a cerrar la capilla.
Y es que sí algo aprendí de «Migue» fue su fuerza, su alegría en todo momento y eso fue lo que decidí hacer en el tiempo que estuve en Caracas.
Decidí ser fuerte, ver en innumerables ocasiones a mi mamá llorar, escuchar a mi abuela llorar en soledad, ver a los perros de aullar, hizo que mi fortaleza fuese aún mayor. Durante mis días en Caracas me repetía las mismas preguntas: ¿Por qué Miguel? ¿Por qué la vida es tan corta? ¿Qué es la vida?
Aún luego 4 años me sigo haciendo las mismas 3 preguntas. Pero si algo he aprendido es que la vida cambia, la vida es cíclica, y hoy estamos y mañana no, hoy mueren unos y mañana nacen otros y es que sí, por más que siga doliendo la vida solo me dará estas respuestas mientras la siga viviendo.
¿Qué si extraño a Miguel? Todos los días de mi vida, pero ver a mi madre y a mi hermana luchar por encontrar justicia por su muerte me mantiene fuerte y firme, acompañándolas en todo momento.
Como lo dije hace 4 años “Miguel no está muerto, él sigue viviendo en el corazón de todos y cada uno de quienes lo amamos, vive en nuestras sonrisas, sigan manteniendo su recuerdo que él estará por siempre con nosotros”.
Juan Francisco Castillo
Santiago de Chile, 10 de mayo de 2021.