CRÓNICA | Cuatro años de impunidad rodean el crimen de David José Vallenilla

Sin un pronunciamiento contundente de la justicia se cumple este martes 22 de junio cuatro años del asesinato a quemarropa del joven profesional de Enfermería y cursante de la especialidad en Quirófano, David José Vallenilla Luis (22), un aniversario que llega con una deuda pendiente con la familia y la sociedad venezolana enfrentada a desafíos constantes que impiden el acceso a la justicia de las víctimas de violaciones de los derechos humanos, incluyendo los retardos procesales, la manipulación de evidencias; la intimidación, amenazas y represalias de parte de las fuerzas de seguridad del régimen para quienes buscan justicia; o sencillamente la incapacidad o la falta de voluntad de parte de los funcionarios de justicia para procesar las denuncias de las víctimas.

Desde su exilio en Madrid, David Vallenilla padre, repasó momentos cruciales del crimen, así como los obstáculos y la larga lucha que sostiene para que se haga justicia. “Todavía recuerdo cuando el juez 21 de control del Área Metropolitana de Caracas, José Maximino Márquez -mostrando absoluto desconocimiento sobre el caso de mi hijo- me recriminó que David debió dedicarse a estudiar en una universidad, en lugar de andar protestando en las calles”.      

En varias ocasiones, Vallenilla ha denunciado que se contaron con todas las pruebas para realizar la acusación formal contra el sargento de la aviación militar Arli Cleiwi Méndez Terán, quien en septiembre de 2017 fue imputado en tribunales por la muerte de su hijo bajo los delitos de homicidio calificado ejecutado con alevosía y por motivo fútil, así como uso indebido de arma orgánica, decretándose en su contra medida privativa de libertad.

Sin embargo, los familiares de Vallenilla se querellaron y solicitaron la inclusión del delito de quebrantamiento de pactos y convenios internacionales suscritos por la República, previsto y sancionado en el Código Penal venezolano, por tratarse de un funcionario activo, lo cual fue admitido por el juez en fase de control, pero hasta el sol de hoy no ha habido respuesta en cuanto a las investigaciones sobre este delito.


BAJO EL PRISMA DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

Cuatro años más tarde, y tras múltiples diferimientos, la familia se mantiene exigiendo justicia respecto al proceso que busca resarcir el crimen.

“La muerte de mi hijo no debe quedar impune, esto implica que las autoridades tienen la obligación de llevar a todos los responsables ante la justicia”.

Al igual que muchas víctimas de la represión, este padre venezolano espera que se haga justicia a través de la investigación emprendida por la Corte Penal Internacional que en 2020 determinó “que existía una base razonable para creer que en Venezuela se habían cometido crímenes (de lesa humanidad) que competen a la Corte”, es decir, identificó patrones de violaciones y crímenes altamente coordinados de conformidad con las políticas del Estado y parte de un curso de conducta tanto generalizado como sistemático.   

Por esta razón, reclama el rol de guardia y la cadena de mando de alto nivel que tenía y ejercía el poder con la supervisión de las fuerzas de seguridad y los organismos de inteligencia aquel 22 de junio de 2017, “lo cual –según el Sr. Vallenilla –  ha sido negado desde un principio por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, según información recibida de primera mano de parte del general de brigada Arturo José Táriba Guillén, comandante en 2017 de la base militar Generalísimo Francisco de Miranda, conocida como ‘La Carlota’. Esta información posteriormente fue compartida al fiscal 26 con competencia local, Dr Luis Dordelli, quien al día siguiente de los hechos lo entrevistó en la misma base aérea”,

David Vallenilla es consciente de que el funcionario militar que asesinó a su hijo es solamente un ejecutor material. “Me preocupa que la investigación contra el resto de los involucrados se encuentre totalmente paralizada. El Estado venezolano, repito, debe continuar las averiguaciones pertinentes hacia el rol de guardia y el resto de la cadena de mando”.


UN CRIMEN A QUEMARROPA

En horas de la tarde del 22 de junio de 2017, David José Vallenilla Luis resultó mortalmente herido cuando el funcionario militar de la aviación, Arli Cleiwi Méndez Terán, le disparó a quemarropa desde la parte interna de la base aérea La Carlota, mientras el profesional universitario ejercía su derecho constitucional a la protesta pacífica en la capital venezolana, en la autopista Francisco Fajardo, a la altura del Distribuidor Altamira.                                             

El joven recibió el impacto de esferas metálicas cargadas en un arma que debió contener perdigones de plástico, municiones letales que al parecer fueron sustituidas irregularmente por los efectivos castrenses a cargo de dispersar la protesta.


DERECHOS AL REVÉS

La Aviación Militar, como componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, no tiene competencia en materia de control del orden público, sumado a la prohibición señalada en el artículo 68 de la Constitución Nacional donde queda expresamente contemplado que “se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público”, de acuerdo también con los estándares internacionales.

“En aquella fecha cuando mataron a mi hijo, hubo una cadena de radio y tv donde Maduro señaló que la orden era abordar o atacar las manifestaciones ‘solo con agua y gasesitos’, pero fíjate, en las calles la realidad era otra, los manifestantes fueron atacados despiadadamente. Si esa era la orden, ¿por qué no se ha investigado debidamente esos excesos? ¿O es que acaso hubo complicidad desde un principio?”, reflexionó.

Hoy, a cuatro años de la muerte de David José Vallenilla, el Estado venezolano debe exigir cuentas a los y las responsables de las ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y la tortura, e impedir que se produzcan nuevos actos de esta naturaleza. ¡Justicia ya!

Perfil:

David José Vallenilla, nació el 20 de septiembre de 1994, en la ciudad de Ocumare del Tuy, estado Miranda. Enfermero de profesión, murió a los 22 años de edad tras recibir un disparo a quemarropa durante una manifestación en las inmediaciones de La Carlota, en Caracas  el 22 de junio del año 2017.



Producción Justicia, Encuentro y Perdón 

Texto: Daniel Méndez

Diagramación: Karla Carrión

Junio 2021

 

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