Boletín #47 – La muerte de Raúl Isaías Baduel: Sin Dios y Sin Ley

EDITORIAL

Octubre de 2021, sin duda quedará como registro lamentable – y vergonzoso – en cuanto al irrespeto y transgresión de las garantías de los derechos humanos en nuestro país. La secuencia de escándalos, improvisaciones, inestabilidad en las decisiones, falta de transparencia y atropellos, muestra descarnadamente, quizás, a un sistema que opera en favor de intereses muy distintos a la verdadera y plena justicia, y a un fallido y letal sistema penitenciario.

 Si hacemos un recuento, nos encontramos con la muerte en custodia del Estado – aún sin esclarecerse las circunstancias que la rodearon – del General Raúl Isaías Baduel, uno de los presos políticos más antiguos del país, pero sin duda también un icono de la saña con la que pueden ser tratados quienes son considerados enemigos del poder. Su larga prisión se vivió entre desapariciones forzadas – de corta o larga duración – denuncias de torturas, aislamientos, inasistencia médica, incomunicación, retardo procesal, casi entierro anticipado tras largos períodos en la denominada ¨Tumba¨ ubicada en la sede de una cárcel política en nuestro país. Y, además, una persecución y hostigamiento a todo su entorno familiar que los ha llevado a enarbolar ¨Ser Baduel no es un delito¨ y es que solo basta recordar que uno de sus hijos – Raúl Emilio – estuvo más de cuatro años en prisión política, con dantescos relatos de torturas, también lo estuvo otro hijo – Raúl Iván Baduel- y hoy en día sigue estándolo Josnars Adolfo Baduel. Una familia marcada por la persecución, la tragedia, el dolor.

Nos duele el inmenso daño emocional y moral que estos terribles desenlaces causan al resto de los presos políticos y sus familiares. El pánico y la desesperación de que cada uno de quienes está en prisión puede ser la próxima muerte en custodia del Estado. A ese pánico se suma la incertidumbre de traslados inesperados – sin previa notificación a abogados y familiares – entre ellos el reciente traslado de los tres policías metropolitanos que siendo beneficiarios por penas cumplidas de fórmulas alternativas de cumplimiento de pena, son al contrario castigados al ser llevados más de 350 kilómetros de distancia de sus familias, sin olvidar que son las familias quienes tienen el peso de proveerlos de alimentos, medicinas, agua potable, ante la deficiencia del sistema penitenciario. ¿Alguien ha medido semejante daño? ¿Cómo se resarce tamaño sufrimiento?

En paralelo a ello, un juicio exprés en el caso de David José Vallenilla, caso en el que el pasado 27 de septiembre se absolvió al culpable, luego se ordenó un nuevo juicio, con base a la apelación antigua de la víctima respecto a la desestimación de la querella, querella que en nuevo juicio no fue considerada a efectos del juicio y condena, pero sí para realizar un juicio que esperó más de cuatro años y que finalmente se realizó por segunda vez en dos semanas. Más allá de los análisis respecto al fondo de los delitos y condena aplicada, cabe preguntar ¿por qué 192 semanas pueden abreviarse en 15 días? Acaso es que el sistema de justicia venezolano es tan manipulable que ¿cuando se quiere se puede? En medio de todo eso ¿Quién piensa en el daño emocional y económico que se sigue causando con este ¨juego¨ de conveniencias a las víctimas?

En medio de todo este drama, se intenta desaparecer espacios de torturas, se pintan y acondicionan lugares de reclusión, se impulsan cambios legislativos, se excarcelan con pinzan a algunos, se trasladan a otros, se anuncian avances en juicios – solo respecto a autores materiales de crímenes contra los derechos humanos, como que se tratara de hechos aislados e inconexos y no como parte de una política de estado – todo esto tras la confirmación de una visita oficial a nuestro país del Fiscal de la Corte Penal Internacional, como parte de sus actuaciones para proseguir el examen preliminar por presuntos crímenes de lesa humanidad en Venezuela. 

Tras repasar tal línea de acontecimientos y en un ejercicio por mantener la cordura, son muchas las dudas que nos asaltan. Cerramos solo con algunas: ¿Puede la instalación de unos ornamentos en tonos pastel silenciar el dolor de los torturados? ¿Se puede pretender atenuar el luto de las madres por los hijos que la violencia política les arrebató? ¿Pueden ocultarse debajo de la alfombra 331 muertes por patrones de represión y obviar las investigaciones contra sus autores materiales? ¿Será que van a abrirse expedientes a la cadena de mando responsable de estos crímenes? Seguiremos vigilantes de este examen de consciencia por venir.

Martha Tineo 

Coordinadora General Justicia, Encuentro y Perdón 

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 29-10-2021

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