Sin memoria no hay verdad y sin verdad no puede haber justicia

JEPVzla ante la situación de los Presos Políticos

En relación a los acontecimientos registrados en los últimos días en la ciudad de Caracas en cuanto a detenciones arbitrarias de jóvenes ejerciendo su derecho a la manifestación pacífica y, de otra parte, sobre la base de las intenciones expresadas públicamente desde instancias del gobierno, que plantean generar acciones que propendan a la superación de la terrible crisis contemporánea que atravesamos como nación, Justicia, Encuentro y Perdón hace un llamado necesario, condicionante y urgente, para revisar y considerar la situación de los presos políticos.

No creemos que sea real ni viable que una sociedad pueda superar los factores que la han llevado a colapsar, con 305 venezolanos presos por expresar sus ideas. En un país de progreso, de reconciliación y de reencuentro en las diferencias y las semejanzas, no está dado que personas permanezcan tras las rejas por pensar distinto, pues no hay paz duradera que se pueda soportar en tal controversia. A nuestro entender, un proceso de este tipo debe partir del compromiso con los principios más sagrados de nuestro pacto social y de nuestra norma constitucional, como son, la garantía de nuestros derechos humanos: el derecho a la vida, a la libertad y a la integridad personal.

No pudiéramos nosotros pretender, desde nuestra línea de acción y responsabilidad, como organización dedicada al registro y denuncia de violaciones de derechos civiles y políticos, solapar la reparación a las víctimas, sin haber establecido, previamente la verdad. No es posible omitir la verdad y aspirar a la reparación, porque la verdad en sí misma, es reparadora. En los espacios judiciales se establece una verdad, con el fundamento de hechos y sucesos que requieren validación, análisis e investigación, para dictaminar una justicia y, a partir de ello, determinar las formas de reparación en favor de las víctimas.

En un sistema jurídico como el venezolano, que se soporta en el principio de la presunción de inocencia, es decir, todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, no es posible que haya 305 venezolanos tras las rejas por motivos políticos, y de los cuales más de 70% está pagando una condena de facto y anticipada, sin que ni siquiera el poder judicial haya investigado y confirmado que esas personas cometieron un delito. Al presente, apenas 14,6% han recibido sentencia.

A esta gran irregularidad se suman todas las denuncias formuladas por grupos de abogados defensores, ONG, activistas y parientes directos, que dan habida cuenta de la violación sistemática de los derechos de estos ciudadanos, entre los que destacan los tratos crueles, inhumanos y degradantes; requisas agresivas; aislamiento y prohibición de visitas; negado de medidas médicas y/o traslados, así como exposición a distintas formas de tortura. La prisión política trasciende además los espacios carcelarios, porque también humilla y somete a prisión a los familiares de las víctimas, en su mayoría mujeres, madres, esposas, hijas, hermanas, que no solo las circunstancias las han convertido en cabezas de hogar, sino que han sido forzadas a detener sus vidas, para girar en torno a la posibilidad de dar un mínimo aliento a sus afectos privados de libertad. Son en tal caso, dolientes revictimizadas en todo momento.

No se puede hablar de un país en vías de recuperación y reencuentro cuando al día de hoy 305 presos políticos, eventualmente no han comido bien, sufren todo tipo de patologías y no han recibido ni siquiera un calmante para sus dolores físicos; mucho menos, atención para su vulneración emocional. Si multiplicamos esta cifra por un promedio de tres a cuatro familiares directos, estamos hablando entonces, de miles de venezolanos que se han convertido en el estandarte de una sociedad que no es libre en ningún sentido, porque en torno a esa realidad, no puede haber sosiego, ni paz; no puede haber tranquilidad en el alma social, ni bien-estar común posible.

La detención de los jóvenes manifestantes en la Av. Libertador, sucedida el pasado martes 7 de junio, por realizar una actividad de conmemoración para otro joven caído en protestas en 2017, constituye una alerta roja más sobre la relativización del derecho sagrado a la libertad, el cual queda de forma evidente y dramática, sometido a la decisión de unos pocos y bajo un manejo completamente aleatorio. Este suceso nos coloca a todos los venezolanos en la toma de consciencia sobre una situación de riesgo inminente, pues el simple hecho de recordar y obrar en función de la permanencia de la memoria social del país, está siendo criminalizado y aplicado a cualquiera. Hoy son 305, mañana ¿cuántos van a ser?

Tratar de avanzar desde el olvido, la banalización y la tergiversación de la realidad, no es la vía para la reconstrucción de un país. La memoria necesita ser compatible con la verdad para que luego pueda haber justicia. En consecuencia, los conceptos de justicia y encuentro cobran igual protagonismo. Una no puede existir sin el otro y viceversa, pues son causas que responden a criterios no solo cuantitativos, sino cualitativos, que establecen una dinámica de manejo ético en la que 305 presos políticos y 333 asesinados, no pesan menos que 27 millones de habitantes.

Aún planteando el escenario de la excarcelación, cabe preguntarnos ¿cómo se le devuelve la vida a esas personas? Ya hay un daño irreparable. Lo que queda es seguir exhortando a que el agravio se detenga inmediatamente, pues ya hay presencias que no se pueden devolver, y formas de concebir el mundo y de ser feliz, que no son retornables.

Deshacer la memoria también condena la existencia a los modos de la impunidad, que solo conlleva a nuevas lesiones y a nuevos dolores, pues la impunidad no es más que la garantía de un patrón de repetición indefinida y de ciclos interminables de violencia.

Por tanto, conscientes del daño que deja la confrontación, el enfrentamiento y el quiebre de las relaciones, y en concordancia con nuestros principios, consideramos que el planteamiento de superación de crisis desde una matriz de normalización de la situación, solo significa un montón de papel que se ha puesto encima de la lista de los presos políticos.

Desde lo manifestado, JEPVzla espera, que el tema ocupe el lugar especial que le corresponde en las agendas de mayor trascendencia pública y en consecuencia, se tomen las decisiones que conduzcan a la liberación de todos estos venezolanos. Como parte de los más impactados por dicho caos y ola de violencia, no podemos sino valorar toda iniciativa que propenda a la superación de la profunda recesión que ha golpeado a nuestro país, así como a la consecución de los acuerdos necesarios que nos pongan en posición de futuro humanizado y evolucionado.

 

#TodosLibres  #AbreLos Ojos  #EllosTambiénSonVenezolanos #SinMemoriaNoHayVerdad #VenezuelaTrasLasRejas

 

Cifras actualizadas el 13.6.2022

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