JEPVzla ante la reactivación de la mesa de diálogo

Desde Justicia, Encuentro y Perdón, conscientes de la terrible crisis contemporánea que hemos atravesado y del daño que deja la confrontación, el enfrentamiento y el quiebre de las relaciones; en concordancia con nuestro principios y como parte de los más impactados por dicho caos y ola de violencia, no podemos sino valorar toda iniciativa que propenda a la superación de la profunda recesión que ha golpeado a nuestro país, así como la consecución de los acuerdos necesarios que nos pongan en posición de futuro.

En consecuencia, extendemos nuestros mejores augurios para que el proceso de diálogo que se pretende reiniciar, finalmente logre los objetivos que nos son comunes a todos, traducidos en el auxilio general a una población completa, urgida de la recuperación de un bienestar social y común. Apostamos a que la nueva ronda de México sea una agenda lo suficientemente amplia para que puedan entrar todos los aspectos fundamentales y sistémicos necesarios a tratar y para que efectivamente se pueda hablar de la resolución de la crisis venezolana, de forma que la gestión no se quede en paliativos efímeros. Sabemos que es un proceso largo, complejo, y que, tratándose de problemas tan estructurales, multifactoriales y multisectoriales, no podemos sino anhelar que esta actuación, de alguna manera, sea el inicio de un nuevo comienzo.

Sin embargo, sabiendo también que en este espacio lo que sin duda debe ponerse sobre la mesa, es la asistencia social a la mayoría posible, no es menos cierto que, siendo nosotros una organización que acompaña a víctimas de violaciones a los derechos civiles y políticos, debemos en nuestra condición, velar por los derechos que les asisten: verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición, que al final son propulsores cruciales para la recuperación de un país.

Sobre esa base, nos sentimos entonces en el deber de plantear dos aspectos que consideramos primordiales, imprescindibles y trascendentes, convencidos de que también van de alguna manera a legitimar, favorecer y darle peso moral a lo que se entiende debe ser un sincero, genuino y verdadero ánimo de superar un colapso sin precedentes:

1.- Liberación de los presos políticos. No creemos que sea real ni posible que un país pueda superar una crisis mientras no resuelva la situación de los presos políticos y las atrocidades a las que son sometidos en recintos carcelarios y centros de tortura. En un país de progreso, de reconciliación y de reencuentro en las diferencias y semejanzas, no está dado que personas que piensan distinto permanezcan tras las rejas por esa razón, pues no hay paz duradera que se pueda soportar en tal controversia. A nuestro entender, una serie de negociaciones como la que está por activarse, debe partir del compromiso con los principios más sagrados de nuestro pacto social y de nuestra norma constitucional, como son, la garantía de nuestros derechos humanos: el derecho a la vida, a la libertad y a la integridad personal. Es por ello que un punto que consideramos crucial a gestionar en simultáneo a los encuentros en México, y que va a permitir recibirlos como el inicio de la recuperación de la confianza de los venezolanos en sus instituciones, genuina y legítimamente, pasa por la liberación de todos los presos políticos, pues tampoco se trata de una selección conveniente de fichas de canje entre las partes en cuanto a unos sí y otros no. La mayoría de estos presos de consciencia son ciudadanos, civiles no militantes, imputados por cargos que ni siquiera han respetado un mínimo seguimiento al debido proceso. 

2.- La reinstitucionalización de un poder estatal apegado a los derechos humanos. La restitución de una auténtica comunidad democrática pasa por la recuperación del Estado de Derecho como una concepción en cuyo centro está incluida la noción de los derechos humanos. La legalidad del Estado de Derecho que organiza el ejercicio de la autoridad estatal debe estar formulada de tal manera que contribuya a lograr que cada persona pueda tener una vida digna y plena. En este sentido, nos permitimos recordar que todo lo concerniente a los procesos de justicia necesarios para investigar, juzgar y condenar a quienes resulten responsables de las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, deben debatirse en instancias judiciales, con la salvaguarda plena de principios del debido proceso y de las garantías constitucionales propias de estos espacios. La verdad, la justicia y la reparación, se construyen en esas instancias judiciales, y al respecto, el apremio por que tales conflictos se resuelvan de la forma debida, ha llegado al punto de contar con una comunidad internacional comprometida a colaborar, facilitar y avalar un proceso de justicia restaurativa para el país.

Entendemos que en la agenda de México eventualmente puedan ser considerados procesos electorales libres y transparentes, en aras de restablecer el sistema democrático, y en ese sentido consideramos de suma importancia que también se hagan compromisos de que cese la persecución a la disidencia política y al debate público que resulta del ejercicio de la libertad de expresión, como un acto de coherencia, correspondencia y convergencia.

No pudiéramos nosotros pretender entonces, desde nuestra línea de acción y responsabilidad, solapar la reparación a la víctima, sin haber establecido, previamente la verdad de lo acontecido en el país en la última década. No es posible omitir la verdad y aspirar a la reparación, porque la verdad en sí misma, es reparadora. En los espacios judiciales, se establece una verdad, se imparte una justicia y a partir de ello se determinan las formas de reparación en favor de las víctimas. La sanción a los responsables no solamente subsana, sino que protege de que se produzcan nuevas heridas, que se traducen en la exención del delito. La impunidad nos condena a nuevos daños y a nuevos dolores, pues no es más que la garantía de un patrón de repetición indefinida y de ciclos interminables de violencia.

En virtud de todo lo expuesto, queremos dejar a modo de conclusión que ante el proceso de acuerdo y negociación que se avecina, los conceptos de justicia y encuentro cobran igual protagonismo. Una no puede existir sin el otro y viceversa, pues son causas que responden a criterios no solo cuantitativos, sino cualitativos, que establecen una dinámica de manejo ético en la que 334 víctimas fatales en consecuencia de un patrón de persecución por razones políticas, más de 300 presos políticos y 7 millones de desplazados no pesan menos que 27 millones de habitantes. Al final, el encuentro de toda una población no se puede sostener en el tiempo si se niega la justicia.

Suscriben:

Justicia y Proceso Venezuela

Familia S.O.S Libertad

FUNDEPRO

Comité de Víctimas de Crímenes de Lesa Humanidad

Monitor Derechos Humanos

 

Lista de presos políticos Venezuela  (15 noviembre 2022)

 

Lee y descarga el pronunciamiento

15/11/2022

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