CRÓNICA | ME QUEDÉ ESPERÁNDOLO. NO VOLVIÓ NUNCA

El caso de Nelson Daniel Arévalo y su mamá

Damarys Avendaño estaba contando los días para tener de vuelta a su hijo, en casa y a salvo, en Guarico, estado Lara. Faltaba escasamente una semana para que Nelson Daniel Arévalo Avendaño, la liberara de la angustia de estar en medio de las manifestaciones que sacudían la ciudad de Barquisimeto en 2017, y que eran parte de toda la oleada de protestas antigubernamentales en la que ya varios jóvenes habían dejado la vida como producto de la represión de los cuerpos de seguridad del Estado. El 16 de junio, a las 3:30 de la tarde, una alerta en la red social Twitter anunciaba que al joven le habían disparado.

“Nunca me entendió… Nunca entendió por qué yo le decía que no, y siempre se metió en las protestas, desde 2014… Eso para mí era una tortura cada vez que mi hijo estaba en Barquisimeto. Quería que estuviera aquí en Guarico, para que no le pasara nada malo. Siempre temía, porque pasaban muchos asesinatos a cada rato de estudiantes y yo no quería que él participara…”, cuenta Damarys, quien nunca apoyó el activismo de Nelson. Nunca estuvo de acuerdo con el nivel de riesgo que representaba involucrarse en movilizaciones en las que la ciudadanía había salido gravemente perjudicada y varias veces discutió con su hijo por ese motivo. Recuerda incluso, que en la última conversación que tuvieron por teléfono, le comentó el impacto que le generó la muerte de Neomar Lander.

“Inmediatamente cuando me enteré (del anuncio en TW) nos fuimos hasta la morgue. El primer tuit decía que a Nelson le habían disparado y que estaba en una clínica. Le dije a mi hijo mayor que averiguara en qué sitio estaba y le di la información a mi hija, que era la única que estaba en Barquisimeto, y le dije que corriera para la clínica”.

En cuanto les fue posible acercarse, compañeros de Nelson Daniel detuvieron un vehículo en medio del caos y alcanzaron a trasladarlo hasta la Clínica Razzeti, ubicada en el centro de Barquisimeto. Los médicos de guardia recibieron al paciente, pero no pudieron hacer nada. El joven de 22 años ya estaba sin signos vitales. Cuando Damarys llegó, era tarde. “Nos dijeron que nos fuéramos directamente a la morgue. Allí esperamos mucho tiempo. Esperamos dos días para que nos entregaran el cuerpo”.

 

Declaraciones apresuradas y hermetismo inmediato

En medio del shock y el dolor por la noticia, las horas de espera en la morgue sumaron tensión y desconcierto para Damarys y su familia. Al día siguiente de su deceso, el 17 de junio, el lugar amaneció tomado por funcionarios del Cicpc. El reporte publicado por la periodista Karina Peraza, de RunRunes, señala que para la realización de la autopsia se designó a Luz Marina Araujo, fiscal 6ta con competencia en delitos comunes, y posteriormente se incorporó al caso, Carlos Muñoz, fiscal 21 con competencia en Derechos Fundamentales, además de la Unidad Criminalística Contra la Vulneración de Derechos del Ministerio Público.

El examen duró más de tres horas y cuando se suponía que el cuerpo del joven estaba listo para ser entregado a sus familiares, el procedimiento no ocurrió, ni recibieron razón alguna para el retraso. Lo que siguió después fue enterarse que el Fiscal 21, también de forma inexplicable, fue removido, quedando solo la Fiscal 6ta a cargo del caso.

Antes de que se diera todo este proceso, el entonces ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, aseguró rápidamente en su cuenta Twitter, que Nelson Arévalo “murió al manipular un explosivo de fabricación artesanal (mortero) durante una protesta este viernes en Las Trinitarias, Barquisimeto, estado Lara”. Luego, en un segundo mensaje se leía: “Lamentamos que se sigan perdiendo vidas inocentes y que jóvenes sean manipulados por esta derecha violenta”.

Reverol indicó también que sus declaraciones se daban con base en información de presuntos testigos en el sitio del suceso que afirmaron que “este joven (Nelson Arévalo) se encontraba en una manifestación violenta en el municipio Iribarren, estado Lara, testigos denuncian que el artefacto le explotó encima”. Hoy en día, los comentarios no pueden ser ubicados en el historial de su cuenta.

Sin embargo, la versión de familiares, compañeros en el sitio y testigos, publicada en medios de comunicación, difiere por completo de la presentada por las autoridades. Nelson Daniel Arévalo se encontraba el 16 de junio de 2017, en una manifestación en la ciudad de Barquisimeto, en la avenida Hernán García Garmendia, cerca de la Universidad Fermín Toro, donde cursaba la carrera de Derecho. “Siempre protestaban allí”, acota Damarys. Ese día, las protestas comenzaron en la mañana, la GNB los dispersó, pero los estudiantes se activaron de nuevo en la tarde. De pronto, empezaron a escucharse disparos. Varios de los allí presentes afirman que las descargas provenían del edificio del Saime, ubicado frente a la institución educativa, y que en ese momento se encontraba resguardado por el Comando Cruz Carrillo de El Tocuyo.

“Lo que tengo entendido es que los funcionaron que custodiaban el edificio (Saime) dispararon a la manifestación, dispararon muchas veces y le dieron a mi hijo en el cuello, lo que le produjo la muerte casi que instantánea. Es un hecho en el que están involucrados funcionarios del Estado, porque tenemos testigos que han declarado en la Fiscalía que les dispararon desde allí. Nosotros tenemos el resultado de la autopsia y las declaraciones de los testigos que estuvieron allí en la manifestación. Inclusive, los compañeros de estudio dicen que Nelson Daniel ya estaba muerto en el piso y todavía le disparaban”.

Resistencia vs. negligencia

Después de cuatro años y siete meses de su asesinato, el caso de Nelson Daniel Arévalo Avendaño se encuentra paralizado en el Ministerio Público en fase de investigación. Al presente, no se conoce una versión oficial sobre los acontecimientos alrededor de su muerte. Desde la Fiscalía 6ta todo quedó en silencio, no se hicieron más diligencias al respecto y por supuesto, no existe ninguna mención a funcionarios involucrados.

Respecto a los integrantes del Comando Cruz Carrillo, Damarys señala que dentro de los esfuerzos que han hecho para tratar de identificar a los responsables, la organización “siempre se ha negado a dar la lista del rol de vigilancia que estaba en ese momento en el Saime. Nunca han dado respuesta. Solo dieron una respuesta que no correspondía al día de los hechos y ha sido negativa la colaboración para que se resuelva el caso”.

El resultado de la autopsia que le fue entregado a la familia Arévalo Avendaño, establece que el impacto que recibió Nelson Daniel, fue en el lado izquierdo del cuello y salió por la parte de atrás de la clavícula del lado derecho. “El informe que nos dieron en la morgue dice que mi hijo murió por traumatismo raquimedular severo producido por arma de fuego”, afirma Damarys. Sin embargo, los familiares también alertaron en su momento, que pudieron conocer, por una fuente ligada al Cicpc, que dentro de la institución el diagnóstico que se maneja es: “traumatismo raquimedular severo y blasting pulmonar ocasionado por onda expansiva”, aparentemente, para coincidir con las declaraciones dadas por Reverol sobre el manejo de un artefacto explosivo por parte del joven estudiante.

En medio de todo el trauma experimentado, Damarys insiste en las innumerables advertencias que le hizo a Nelson Daniel: “Siempre le dije que ellos tenían las de perder en esas protestas porque estaban luchando contra personas que estaban acostumbradas a matar”. El 26 de mayo de 2017, Nelson le concedió una entrevista a un periodista del diario El Impulso y en la fotografía que acompañaba el artículo ella lo pudo reconocer. Ese detalle la alarmó. “Le dije que estaba corriendo mucho riesgo. Creo que fue muy ingenuo, pensó que no le iba a pasar nada… A veces pienso que quien disparó sabía a quién le estaba disparando”.

En su última conversación telefónica y tras el fallecimiento de Neomar Lander en Caracas (7-6-2017), Damarys recuerda que Nelson Daniel le prometió que se iba a retirar, que más bien estaba culminando gestiones en Barquisimeto para un nuevo trabajo al que estaba optando. “No sé si lo hizo para que yo me quedara tranquila. Me dijo que a la siguiente semana venía para quedarse conmigo, mientras lo llamaban. Bueno, me quedé esperándolo. No volvió nunca”.

A sus 56 años, la situación económica de Damarys es la de la mayoría de los venezolanos, “buscando aquí y allá para ver cómo sobrevivimos”. Su ánimo se sostiene a partir de la vida de sus otros tres hijos y de haber aceptado y asumido los ideales de Nelson Daniel: “la lucha de mi hijo, el valor y la valentía que tuvo por el país y ahora, yo llevo esa misma lucha para que se haga justicia con su caso”. Durante los últimos cuatro años, los familiares se han acercado a algunas ONG, pero no cuentan con un abogado defensor como tal, para hacer frente al expediente congelado. “Realmente se ha hecho poco, y nosotros todavía estamos esperando que se haga justicia. En el nombre de Dios tenemos la esperanza de que se diga la verdad. Lo que nosotros exigimos al Estado es que se diga la verdad, que no se sigan diciendo mentiras, como dijeron ellos, que mi hijo se había asesinado él mismo”, denuncia Damarys.

Le llamaban “Dominic” y siempre llevaba un rosario

Lo primero que dice Damarys sobre Nelson Daniel es que era alegre, sociable, amiguero, fiestero, hiperactivo. “Siempre estaba haciendo algo. Estudiaba, pero también trabajaba. Le gustaba mucho ser comerciante, si no tenía trabajo en otra parte, trabajaba con su papá en agricultura y en la cría de ovejos. Trabajó en una distribuidora de carne, le gustaba mucho preparar comida rápida”. También tuvo muy claro desde temprano que su vocación era ser abogado hasta que logró comenzar Derecho en Barquisimeto, pues en Guarico, la educación solo llega hasta Bachillerato.

El alias entre sus compañeros de la autodenominada “Resistencia de Las Trinitarias”, era Dominic, y cuentan que siempre llevaba un rosario como estandarte para manifestar. “Nelson Daniel creía mucho en Dios y eso fue lo que le enseñamos aquí”. Su fe era la marca de su presencia, al punto que también llevaba tatuado en una mano el mapa de Venezuela silueteado con un rosario. “Él pensaba que el rosario lo protegía y resulta que todo se cumplió como yo le dije… que el enemigo era muy grande, que ellos no podían solos con eso”.

Su carácter le hacía renuente a probar destino en el extranjero, sin embargo, tras las dos oleadas de protestas vividas y todas las víctimas registradas, tramitó su pasaporte y se encontraba a la espera del documento para plantearse un plan de migración. “Yo no estaba de acuerdo que se fuera porque no quería separarme de él, pero de verdad ahora me arrepiento porque hubiese sido mejor que se fuera hasta ilegal, sin pasaporte”.

Cuando Damarys perdió a Nelson Daniel, tenía siete meses de luto por la muerte de su hermana en un accidente de tránsito, aparte de ya haber enterrado a su papá y a dos sobrinas. “Pensé que todo esto era muy fuerte pero nunca sabía que es peor cuando se te muere un hijo… Ha sido el momento más difícil de mi vida”. Al momento del suceso, “Dominic” cayó con una bandera de Venezuela que quedó impregnada con su sangre, un guante y un escudo que tenía la imagen de Neomar Lander, relatan los jóvenes que se encontraban cerca de él, la tarde la tarde de ese 16 de junio. Se convirtió en la víctima número 74 de las manifestaciones contra el gobierno de Maduro. “Sé que tengo que aprender a vivir con eso, pero es muy difícil. Me cuesta hablar de esto sin que llore”.

Damarys se ha erguido ante sus propias penas de a poco. En medio de un cuadro de diabetes, hipertensión, dos hernias lumbares y episodios de insomnio y depresión, ha aprendido a cambiar lágrimas por la defensa de sus derechos. En 2019 participó en la creación de la Alianza para víctimas de 2017 (Afavic2017), integradas por familiares en igual situación en varios estados del país. “…Pensamos que juntos era mejor luchar por la justicia de nuestros hijos”. Ya sabe lo que es ser frágil y lo que es ser fuerte; ya sabe cuánto ha sufrido y el motivo de sus decisiones; ya sabe, desde un espacio menos hostil, que, si Nelson Daniel no llegó, buscará entonces que la justicia para honrar su memoria, sí le llegue.

 

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Podcast dedicado al caso de Nelson Arevalo 

11/02/2022

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