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Ochenta días en el punto cero

 

Desde el martes 6 de agosto de 2024, los familiares de Américo De Grazia Veltri enfrentan una incertidumbre difícil de salvar: se mueven a ciegas tratando de hacerle llegar la mejor ayuda posible. Tampoco saben exactamente en qué lugar del país fue detenido ni dónde quedó el carro en el que se dirigía a una cita médica de emergencia. Para María Andreina, voz global del caso, tras la desaparición de su padre en medio de la ola de arrestos de los cuerpos de seguridad del Estado en el contexto postelectoral cada día que pasa se torna más difícil, complejo y angustiante. Desde el 6 de agosto de 2024, los familiares de Américo De Grazia Veltri, dispersos dentro y fuera de Venezuela, han tenido que asumir la vida desde la amenaza, el vacío en el estómago perenne y el compromiso de mantenerse unidos por encima del temor.

 

No pueden evitar preguntarse si toda su lucha tiene algún sentido, si está “valiendo la pena”, pues llevan más de dos meses en los que dos a tres veces por semana llegan hasta las puertas del centro de reclusión del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN)​ con ropa, comida y medicamentos sin siquiera tener la opción a un mínimo contacto visual con el reconocido exdiputado de la Asamblea Nacional y exalcalde del municipio Piar, del estado Bolívar, de 64 años de edad. “Los funcionarios que reciben estos insumos dicen verbalmente que se los hacen llegar, pero no hay forma de comprobar si mi padre los recibe. Tampoco se sabe en qué condiciones se encuentra, cómo está su salud y si se cumple el tratamiento que debe seguir para una infección pulmonar.

 

¿Por qué Américo?

 

El 8 de agosto de 2024, dos días después de la desaparición de De Grazia, medios de comunicación reseñaron que su último mensaje en las redes sociales fue la denuncia por la detención arbitraria del exalcalde del municipio Sifontes del estado Bolívar, Carlos Chancellor.

 

En los reportes del diario Tal Cual también se leía que “el miércoles 31 de julio de 2024 en Upata circularon, a través de grupos de WhatsApp y otras redes sociales, carteles digitales con el diseño de «Se buscan» con fotografías de Eduardo Zaraza, dirigente de AD; Cecilia Espejo, de Vente, y Américo De Grazia, de Guayana Libre, acusados de ser articuladores de todas las protestas espontáneas registradas en las últimas horas en la localidad”.

 

Al respecto, María Andreina explica que, para el momento, ya su padre tenía más de cuatro días resguardado debido a las amenazas que recibió después de los comicios presidenciales del pasado 28 de julio. “Él estaba en Caracas y cumplía un tratamiento para una infección pulmonar que, asumimos, todavía sigue teniendo, porque era un proceso largo que debía cumplir”. Como consecuencia de su delicado cuadro de salud, el 6 de agosto el dirigente se vio obligado a salir de emergencia hacia una clínica por el malestar que presentaba. “Desde ese momento, a la 1:00 de la tarde, no volvimos a tener comunicación con él. Al día siguiente en la mañana nuestra familia en Caracas recorrió todos los centros de detención de la ciudad, pero en ninguno les dieron noticias sobre mi papá hasta que llegaron a El Helicoide hacia las 3:00 de la tarde de ese miércoles. Allí tuvieron una confirmación verbal de parte de uno de los funcionarios. La respuesta fue, está aquí y hasta el presente esa es toda la información que manejamos”.

 

Américo De Grazia es conocido por su sólido curriculum político primero en el ámbito regional y luego en el nacional, con énfasis en lo que ocurre en la región de Guayana. Su constante labor en defensa de los DDHH es conocida en todo el país, desde su trabajo regional en Bolívar y a lo largo de 30 años de trayectoria.

 

 

En todos lados hay un pedacito de mi papá

 

María Andreina, comunicadora social que a sus 30 años cuenta siete en el exilio, comenta que en el proceso para lograr la liberación de su padre también están vinculados, aparte de sus siete hijos, un hermano y dos primas. “Nuestra abuela también está sumamente afectada por la incertidumbre, y, como el resto de la familia, conmovida y asustada”.

 

Desde cada una de sus ubicaciones los familiares han realizado todas las gestiones posibles de alcance internacional. Uno de sus hijos, residente en Italia, se ha encargado de exponer el caso dos veces ante los diputados de ese país, aprovechando el recurso de la doble nacionalidad. “Básicamente le estamos pidiendo al gobierno italiano que interceda y nos ayude con todo el proceso”.

 

Otro hijo de Américo ha escalado el caso en España, con instituciones que apoyan los derechos humanos. Por su parte, los descendientes que se encuentran en Norteamérica mantienen activa la difusión del caso en medios y redes sociales. También se han reunido con autoridades políticas en busca del apoyo para resolver la situación del dirigente guayanés.

 

“Aquí, en Estados Unidos, en Venezuela, en Italia, Madrid y en todos los lugares donde hay un pedacito de Américo De Grazia, por medio de sus hijos y su familia en general, estamos poniendo todo de nosotros, literalmente cuerpo y alma, para que la gente nos escuche y para que logremos sacarlo de prisión. Que el mundo sepa lo que está pasando no sólo con el caso de mi papá, sino en general con todos los presos políticos y los desaparecidos de Venezuela”.

 

Los esfuerzos hacia el exterior son más demandantes en virtud del escenario local que enfrentan en materia jurídica. La familia del también exdiputado de la Asamblea Nacional por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no ha tenido acceso formal a los cargos que se le imputan ni se han podido reunir con el defensor público asignado a De Grazia. Tampoco les han permitido juramentar a sus abogados privados, lo cual implica que no manejan ningún tipo de detalle en torno al caso.

 

“Nuestros familiares se han dirigido al Palacio de Justicia en varias oportunidades para ver si nos dan alguna información sobre audiencias de presentación o algo, pues no nos han entregado ningún documento legal, por así decirlo, que deje constancia sobre la situación de mi papá”. María Andreina termina de confirmar desde su lado la compleja situación que se repite para cada uno de los más 1.900 detenidos que han alcanzado a documentar organizaciones de la sociedad civil en el contexto postelectoral. “Lo único que nos han comentado funcionarios de El Helicoide es que le están dando los mismos cargos que le están imputando al resto de la gente, que es básicamente instigación al odio, traición a la patria y terrorismo, pero no hemos tenido ninguna notificación formal sobre ese asunto”.

 

 

 

Optar por resguardar la esperanza

 

“Siento que nadie te prepara nunca para enfrentar una realidad como la que estamos viviendo como familia, como hijos. Es sumamente doloroso. Hay días peores que otros. Hay momentos en los que estamos tan abrumados, en el buen sentido, porque tenemos que dar entrevistas y reunirnos con personas que quizá muestran algún interés por nuestro tema y por mi papá, que sientes que se te aligeran un poco los pensamientos y el miedo. Sin embargo, cuando esa euforia baja, ese peso vuelve. Siento que con el correr del tiempo todo se hace más difícil, porque no es una situación a la que podamos acostumbrarnos. Por eso, cada día que pasa afecta más, duele más”.

 

El mayor factor de alarma para María Andreina está en la desinformación que envuelve todo el caso de su padre. “Eso nos hace más vulnerables porque no tenemos cómo dar algún tipo de actualización. Ya han pasado más dos meses y nosotros seguimos en el punto cero y así es muy difícil mantener a la gente interesada en lo que está pasando. Eso es preocupante. Nuestro único medio de informar o de seguir manteniendo vivo lo que está pasando son los medios de comunicación, entonces, si no hay nada nuevo que compartir ellos no se muestran interesados, por decirlo de alguna manera.”

 

Aunque la distancia entre María Andreina y sus hermanos produce impotencia y desesperación por no poder llegar hasta el lado de su padre, han apelado a la fortaleza y a la unión como familia para apoyarse con la parte positiva de sus circunstancias y en resguardo a la esperanza. “Estar lejos nos permite alzar su voz con más claridad, aun cuando no estemos totalmente exentos de peligro”.

 

La familia De Grazia se sostiene en estos momentos en todo lo que ha representado para ellos la figura de Américo, no sólo como padre, abuelo, hijo y amigo, sino como el servidor público y activista que desarrolló su carrera dando prioridad al bienestar de su entorno antes que al suyo propio.

 

“Siento que el día, ni Dios lo quiera, que mi papá falte, la herencia que él nos deja a nosotros es su infinito amor por Venezuela y por la libertad”.

 

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Crónica Ochenta días en el punto cero

23 de octubre de 2024

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